Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]

IV

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 IV

~☤~

Dejé a Dylan solo en la sala. No podía creer que estuvo a punto de besarme. ¡El idiota de Dylan McCuller iba a besarme! Obviamente, tenía todo planeado, pero llegó un momento en que mi cuerpo no hacía lo que mi mente le decía. Tal vez porque estaba muy nerviosa de tenerlo tan cerca mío, aunque no por el hecho de que era el chico más popular de la escuela, sino que jamás había estado tan cerca de alguien. Es decir, alguien como él. Sí, he besado chicos, unos pocos pero lo he hecho, aunque ninguno de ellos eran populares y mujeriegos. Dylan era todo lo contrario a lo que buscaba en alguien.
La alarma sonó indicando las 7 am. Me quejé, no quería levantarme, ni mucho menos ir a la escuela. Me quedé por unos cinco minutos dando vueltas en la cama, y finalmente me fui a bañar. Necesitaba una ducha con agua caliente para quitar el estrés. Me sequé mi corto cabello negro, y al salir me vestí con un jean oscuro, un sweater rosa pastel, una camisa blanca abajo de éste y unas botas largas. Hacía mucho frío, y yo odiaba congelarme en invierno.
Al bajar a desayunar, me encontré con cuatro chicos comiendo como animales el desayuno. Yo sólo fui hacia la heladera por yogurt.
—Buen día —dijo mi hermano, en tono de burla porque yo no había saludado.
—Buen día —dije, lanzándole una sonrisa irónica.
Sentí la mirada de James encima mío, así que le sonreí, aunque estaba segura de que me había sonrojado. Dylan nos miró con mala cara, sobre todo a mí, suponía que era por lo sucedido a la madrugada. Herí su orgullo.
Connor sólo estaba con su celular buscando música para poner en el parlante, eran las 7 de la mañana, ¿qué clase de locos ponen música en un parlante a las 7 de la mañana? Mi idiota hermano y sus idiotas amigos.
—¿Vas a llevarme en tu auto? —le pregunté a Mike, luego de tomar un sorbo de yogurt—, digo, a menos que tengas que llevar a tu novia y no quieras que tu hermanita se entrometa.
Los chicos rieron, pero mi hermano puso la mejor cara de pocos amigos que tenía.
—Vas a lograr que te obligue a que vayas caminando —dijo Mike.
—A papá le encantará enterarse de que me dejas ir sola, sabiendo que ahora soy tu responsabilidad —le respondí, cruzándome de brazos.
Él rodó los ojos, y se encogió de hombros como diciendo "no me importa".
—Podemos ir juntos si quieres —dijo James, y todos se voltearon a verlo—. No sé, digo —agregó, con la mano en su nuca y sin poder soportar las miradas penetrantes de sus tres amigos.
—Si —le dije, sonriendo—, me gustaría.
Él me devolvió la sonrisa, y sentí a Dylan fulminarlo con la mirada. Tal vez si pasaba más tiempo con su amigo, por fin dejaría de molestarme.
—Por supuesto que no —dijo Mike—, todos iremos en mi auto.
Y ahí está de nuevo el hermano sobre protector. Desvié bruscamente la mirada, y cuando todos terminaron de vestirse, salimos de casa hacia el auto de Mike. James bufó, al parecer quería acompañarme.

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