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Vagamente navegando en un mundo de paradojas, de inconclusos, de sentimientos defectuosos...

Esperamos encontrar ese faro de esperanza, esa luz que te guíe el camino en la oscuridad, que alumbre los baches del sendero llamado vida.

Esa voz que destruya el silencio, que te haga escuchar las maravillas de la vida.

Esa mirada que logré transportar tu mente, tu alma y sobre todo el sentir.

Que te lleve por un laberinto de pasiones, de deseos incontenibles, de infinidad de besos y caricias que adornen cada parte de nuestro ser.

Esos brazos que al abrazarte logres experimentar que no hay lugar más seguro para estar.

Esos pies que den pasos firmes frente a ti, que logre conducir tu camino a nuevos y maravillosos senderos.

En pequeñas fracciones de tiempo se tienen todos esos sentimientos, sin embargo en ocasiones la llama se apaga, la voz se pierde en el vacío, la mirada ya no se posa sobre nuestro ser, los abrazos desaparecen y las huellas del camino se las lleva el mar.

Quedamos nuevamente en la oscuridad.

La oscuridad no existe, es sólo carencia de luz exclamó Einstein una vez.

Lo que lleva a la conclusión de que siempre habrán labios que quieran besar, ojos que quieran mirarte, brazos que te quieran abrazar y pies para mostrarte el sendero.

Simplemente hay que estar en la oscuridad y esperar que la llama se torne tenue, que la voz te llame, que esos bellos ojos color miel, azul, verdes, o simplemente negros como una noche sin luceros se aparezcan frente a ti.

Y que siendo dos pares de miembros, dicha luz se extienda y logre iluminar todo el lugar...

Que la voz sea doble, que las huellas sean mejor marcadas y que los abrazos sean más duraderos.

Porque para hallar la luz primeramente se tuvo que estar en la oscuridad.

Carlos Pertuz
30/08/2019

3:00 A.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora