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En una noche pavida y fría con el sonido de los insectos de la noche que me acompañan.

La Luz tenue de La luna entrando por una franja de mi ventana.

Viene a mi memoria un recuerdo tuyo que atañe más de un instante.

Un pensar que me transporta a esos momentos que disfrute a tu lado.

Me cae la necia pregunta, fue bueno dejarte ir, o quizá tu fuiste quien lo hizo.

Con lo difícil que es entenderte podré pensar y creer que dicha respuesta nunca llegará a mí.

No te extraño, pero en ocasiones espero tu llamada, ese mensaje de repente o esas apariciones en la puerta de mi empleo.

Tu si que sabías revolver mi mundo.

No se en que momento cambio eso en mi, en que momento puse barreras impenetrables hasta el punto que derramaras una lagrima enfrente mío.

Diciéndome que ya no era la misma persona de quien te habías enamorado.

Fue esa la primera vez que tus labios esbozaron esa palabra. Enamorar.

Fuiste calida pero fría al mismo tiempo, estuviste pero también estabas ausente.

Pude escucharte pero después tu sonido se desvaneció.

Pude tocarte y tenerte pero después tu cuerpo se alejó.

Giro en mi cama y me digo a mi mismo, que haces pensando esta cantidad de cosas.

Miro el reloj, y las manecillas marcan súbitamente las 3:06 am.

26 de enero, quizá es porque mi cumpleaños es mañana y quizá espero recibir tu llamada.

Quizá aún mi subconsciente espera recibir más cosas de ti.

Quizá una parte de mi aún no te deja ir.

Quizá aún en tus noches piensas en mi.

No se si estás sola o acompañada.

No se si ya hay alguien que te interesa.

Luego de cierto tiempo cierro mis ojos e intento dormir.

Mi ultimo suspiro de esa madrugada es el saber que una parte de mi ya la olvidó, pero que hay otra parte que aún extraña su peculiar forma de ser.

3:00 A.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora