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El aroma de una tarde lluviosa, el burbujear de una botella de champaña, la imagen de esa sonrisa única e irrepetible, enmarcada en el firmamento como la mejor constelación.

Una plaza, una tarde soleada, la sensación de tener tu mano entrelazada a la mía.

Un simple pestañear y un acuerdo al cual ambos intercedimos de manera tácita y quizá sin saber el fruto de él.

Incertidumbre al tratar de olvidar, pero regocijo al recordar.

Me aferro a eso, a esos recuerdos que quedarán en la memoria, a esas palabras que no se llevó el viento, a esos abrazos y besos que no se negaron.

Elegimos olvidar lo malo, y recordar lo bueno y eso es la vida, vivir plenamente y atesorar la mayor cantidad de buenos recuerdos posibles.

#5To7

3:00 A.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora