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Anoche, una noche más de esas sencillas y simples noches, después de una ardua jornada laboral, se embarca en la travesía de departir con algunos de sus amigos.

Por casualidades de la vida terminaron asistiendo al lugar en donde había conocido a esa chica días atrás. Tantos lugares para asistir pero terminaron entrando en ese lugar.

El sabía que era literalmente imposible y una posibilidad remotamente creíble que la presencia de ese bello ser apareciera por ese lugar.

Sin embargo y sin saber por qué motivo o razón él no podía quitar la mirada de la entrada principal del lugar.

Había algo dentro de sí, una pequeña y dulce esperanza de ver la silueta de aquella mujer entrando por esa puerta.

Pero simplemente eso no sucedió, una vez más giró la cabeza y recordó al ver el lugar en donde juntos habían bailado las últimas canciones de esa noche que se conocieron.

Él sonrió al pensar que estaba loco al pensar que ella podría cruzar por esa puerta, porque él sabía que ella se encontraba departiendo con algunos conocidos en otro lugar.

Finalmente llega a su casa y procede a escribirle un mensaje deseándole una linda noche.

Simplemente él había sentido que algo le había faltado a su día, no había charlado con ella, no le había preguntado cómo había sido su día, ni mucho menos charlado acerca de su jornada laboral.

Eso sucede cuando el ser humano se acostumbra a la presencia de alguien más en su vida.

Una bella presencia que te lleva a estar pendiente, a querer saber que se le pasa por la mente, que cosas le han pasado y que si esta bien.

De esa manera es como el ser humano determina la importancia de una persona en su vida, por lo que te lleva a pensar o sentir.

Ese es el motivo por el cual está bella amistad se va nutriendo, de pequeñas cosas, pequeños detalles y coincidencias de la vida que llevan al emisor y redactor de estas palabras a la espera de otro momento de inspiración, de otro icono de recordación que pueda llegar a ser plasmado en un escrito y que de esa manera quede inmortalizado en la mente y los ojos de aquella lectora.

Porque de esos pequeños fragmentos de este libro llamado vida es donde nacen las grandes amistades, que acompañados por pequeños y lindos momentos puedan ser enmarcados y ser una remembranza cálida para aquellos que la experimentaron.

3:00 A.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora