×Capitulo 7×

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×Seokjin×

Mi garganta dolía como el infierno.

Incluso pude sentir ese ardor en mis ojos de lágrimas a cumulándose. Ya me había pasado antes, así que solamente deje resbalar un par de lágrimas y deje que el dolor se desvaneciera. No me preocupaba en lo absoluto pero la expresión que tenía Namjoon me hizo sentir un poco culpable.

–Ji-Jin ¿Estás bien? ¿Te duele?— Su voz se tambaleaba un poco; sus manos pararon en mis mejillas limpiando las pocas lagrimas con sus pulgares.

Su tacto era suave, delicado. No pude evitar conectar con sus ojos.

Okay, esto es muy raro. Y creo que en mi cara se reflejó. Al instante sus manos se alejaron de mí como un resorte, las escondió detrás de su espalda, desviando la mirada a cualquier otra cosa.

–¿Tú... En verdad estás bien?— preguntó sin levantar su rostro. Tome mi teléfono y teclee lo más rápido que pude, escuchando el vibrar y viendo sus manos nerviosas tomar el pequeño aparato. Namjoon se dedico a leer mi mensaje pacientemente.

Toque mi mejilla por un momento. Esa sensación fue extraña.

–No entiendo... ¿Un accidente?— asentí. Volviendo a teclear otro mensaje para ser más específico. Él volvió a prestar toda su atención.

Ví su rostro al terminar de leerlo, parecía algo confuso, ladeó su cabeza en señal de no entender. Rodé los ojos, golpeé con la palma de mi mano el lado vacío de la cama. Se sentó junto a mi; le hice una seña para que preguntara lo que quisiera. No tenía problemas para hablar de eso con nadie, aunque tampoco es que tuviera oportunidad. Pero al menos ahora podría darme a entender mejor con él, al fin y al cabo, por alguna razón le era sencillo comprenderme.

–Entonces... Fue hace unos ¿Trece años?—. Asentí.

–Supongo que no fue tan grave para... Bueno, matarte. Pero si para dejar daño permanente... Y tú, sigues sin poder hablar eso si lo entiendo— mientras hablaba movía sus manos, encogiéndose de hombros y acomodando sus lentes debes en cuando. Se notaba su nerviosismo, aunque no tenía porque estar nervioso—, pero aún así, si fuerzas mucho tu garganta puedes llegar a hablar. O bueno, emitir sonido. Pero entonces en un momento de tu vida si podías...— me miro, esperando respuesta. Solté un insonoro sí de mis labios.

–Wouw... — fue lo único que escuché. Ambos nos quedamos mirando un punto en la nada. Terminando el paquete de gomitas entre los dos.

–Me hubiera gustado escuchar tu voz... Seguramente era hermosa—. Voltee a mirarlo. Aunque él seguía con su mirada perdida, importándole poco el sonrojo en mis mejillas.

¡¿Qué clase de persona dice algo así?!

Había sentido una repentina oleada de nervios. Esto no es típico de mí, pero al ver esos ojos grandes brillando con tanta ilusión... entre en pánico. Me levanté rápido, recogiendo todos mis libros, importándome poco el cómo se acomodaban en mi mochila.

–¿Ya-ya te tienes que ir?— se levantó, recogiendo el trabajo y varios libros que aún yacían en el piso— ¿Se te hizo tarde?— asentí mientras calzaba mis zapatos (que no sabía en qué momento me los quite) volviendo a dirigir la mirada a él.

Si soy sincero, Namjoon con esos lentes torcidos, tomando los papeles y los libros que parecían desbordarse de sus brazos, se veía exactamente igual al chico ñoño cliché de las películas. Un ñoño bastante lindo.

<<Aaahg, Kim Seokjin ¿¡en qué estás pensando!?>>

Volvió esa ola de nervios. Sin más abrí la puerta, dejando a Namjoon ordenando sus libros, y corriendo a las escaleras, bajando de dos en dos hasta llegar a la sala de estar; Namjoon me seguía de cerca, voltee a verlo cuando escuché un jadeo detrás de mi.

La Melodía del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora