×Capitulo 11×

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×Namjoon×

Jimin consiguió mi muleta en el armario del conserje. Por suerte no tardamos demasiado y llegamos a almorzar con Taehyung y Jungkook, y claro que Yoongi relato el pequeño momento de esta mañana, aunque le faltó la parte donde mi corazón se desmoronaba, pero no era relevante para la historia. Los cuatro empezaron a hablar sobre cual iba a ser mi siguiente pretendiente y que si era más importante que me llenará de amor literal o no literalmente. Linda conversación por cierto.

–Todavia no me lo puedo creer. Él es buena persona. ¿No habrás hecho nada para que reaccionara así, verdad?— pensé, y seguí pensando hasta que Jungkook se cansó de esperar mi respuesta y cambió de tema, pero yo seguí pensando.

¿Era mi culpa?

Tal vez si. Lo había puesto incómodo está mañana, y no había podido pedirle perdón, ni siquiera lo mire después de eso y tampoco sabía si estaba enojado conmigo ¿Debería disculparme?...

No lo pensé más y solo me levanté para ir directo a la pista de patinaje, soltando una excusa poco creíble para mis amigos. Tal vez no tenía nada porque pedirle perdón, pero prefería no arriesgar. Fui tan rápido como mi estado lo permitía, y cuando me hallé frente a la gran puerta de la pista sentí un peso extraño en mis hombros.

–Relajate Namjoon, entras, te disculpas, sales... Sencillo—. Sí... Sencillo.

Pues los quince minutos que pase plantado como un poste frente a la puerta fueron lo único sencillo. Me daba ánimos como un atleta a punto de correr los cien metros planos, mis palmas sudaban.

Y cuando la gran puerta se abrió frente a mí antes de poder abrirla yo, me quedé echo piedra.

–Ji-¡Jin en verdad siento si te incomode esta mañana, perdón!— hice una reverencia (tonta) e intenté dar la vuelta e irme como pétalos en el viento sin destino fijo, me sentía estúpido. Ni siquiera me moleste en detallar la expresión de Jin frente a mí.

Empecé a caminar tan rápido como podía, toda la confianza que podía haber sentido antes de verlo se perdió en la inmensidad de mis dudas, y para mí suerte (inexistente, por cierto) no pude mantener ese paso sin tropezarme. Resbale, intenté sostenerme con mi otro pie, caí igual, la muleta quedó lejos de mi, y allí quedé como un imbécil tirado en el piso.

Dignidad ¿Qué es eso?

Me reí, solo eso pude hacer ante esa situación tan patética; le estaba dando la espalda a Jin intentado hacerme bolita y desaparecer; esperaba que se fuera o que me ignora como está mañana en el salón, sinceramente eso lo haría más sencillo, doloroso sí, pero más fácil de afrontar para mí.

Mis plegarias fueron ignoradas olímpicamente.

Seokjin tomo una de mis muñecas,  se agachó lo suficiente y paso mi brazo detrás de su cuello, cargando mi cuerpo entre sus brazos. Empecé a temblar otra vez mientras el caminaba al interior de la pista de patinaje; ni siquiera me miraba, solo caminaba sin desviar sus ojos del frente.

–Se-Seokjin ya bájame, estoy bien— intenté zafarme de su agarre, pero por primera vez en esos pequeños instantes me dirigió la mirada.

Fue la primera vez que el rostro de Seokjin en verdad me dió miedo. Me callé, mis ojos volvían a sentirse tan pesados como antes, quería llorar, pero no podía hacerlo frente a él.

La Melodía del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora