×Capitulo 18×

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×Seokjin×

Eran Las seis y media cuando mi alarma sonó. En seguida estire el brazo y la apague, sentándome con pereza en la orilla de la cama.

Pase mis manos por mi rostro en busca de despertarme por completo. Al levantarme inmediatamente volví a la cama de sentón, mi cabeza daba vueltas y mi vista estaba nublada.

<<¿Ahora que pasa?>>. Pensé, intentando volver a levantarme con más cuidado, extrañamente me sentía más pesado, incluso más cansado que ayer. Sacudí un poco mi cabello; solo era malestar por haber estado todo el día de ayer acostado sin hacer nada, la verdad prefiero pensar en eso y no en la latente posibilidad de haber pescado un resfrío.

Odio enfermarme. Casi siempre termino haciendo cosas estúpidas.

Al final terminé por tomar un baño de agua fría. Al salir de la ducha me ví en el espejo, lo limpie un poco para poder distinguir mejor mi rostro. Aún después de haber pasado más de diez minutos bajo el agua helada mis mejillas estaban rojas.

Esto es malo.

Intenté ignorar el dolor de cabeza que ahora se asentaba en mí, me seque y tome la crema que guardaba en el gabinete del baño. La cicatriz en mi cuello era grande, tal vez demasiado para mí gusto, pero ya había aprendido a vivir con ella y la verdad ya me importaba poco, pero eso no me dejaba libre de los cuidados que requería. Primero una crema para reducir esa cicatriz, luego otra para evitar que se secara y después una venda de algodón que envolvía mi cuello.

Después de acomodar la venda me cepille los dientes. Aún recuerdo la primera vez que mi madre me puso esa venda, yo no dudaba de su amor hacia mi, pero ese día podía jurar que me quería ahorcar.

Apreté levemente la venda, salí del baño para vestirme, por suerte tenía la mayor parte de mi ropa en ese apartamento; me puse un suéter de color negro, unos pantalones rotos en las rodillas y unas botas negras. Guarde algunos libros y cuadernos que había dejado allí días antes de empezar la universidad en mi bolso. Me mire en un espejo de cuerpo completo que estaba a un lado del escritorio de la habitación, tenía un borde blanco bastante elegante. El cuello del suéter no era lo suficientemente alto para cubrir toda la venda, en estos casos me cambiaría, pero me sentía demasiado débil como para volver a cambiarme.

No tenía hambre así que solo tome un vaso de agua y mordisquee una manzana que estaba en el refrigerador, tampoco es que hubiera mucho para hacer. Tome mis llaves y salí rumbo a la universidad.

A mitad de camino me di cuenta que había olvidado mi teléfono, ya estaba demasiado lejos como para volver así que solo seguí hasta la parada de autobús, subí a este y sin darme cuenta, me dormí en el camino.


[...]

-¿Se-Seokjin?-

Sentí como alguien movía mi hombro con desdén hasta que abrí los ojos.

-Seokjin despierta ya tenemos que bajar- no había terminado de despertar cuado tomaron mi brazo y me arrastraron fuera del autobús hasta la acera.

-Namjoon, dile a tu amigo que duerma más temprano-

-¡Lo haré!- eso fue lo último que escuche antes de que el vehículo desapareciera de mi vista.

La Melodía del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora