Magnus Bane solo quería vivir.
Alexander Lightwood solo quería huir.
Pero el destino se encargaría que ninguno de los dos pudiera lograr su cometido.
¿Serán capaces de afrontar las consecuencias de sus actos?
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- ¡No, no, no, no, yo no quiero dejarme! –Gritaba Magnus completamente aterrado y Alec soltó una risita.
-Oh vamos, no seas cobarde.
- ¿Cobarde? –El moreno hizo un puchero–. Pero no me gustan las agujas.
El ojiazul sólo pudo rodar los ojos antes de acariciarle suavemente el hombro.
-No te preocupes, sólo será un piquete y todo estará bien –aseguró Alec.
-Bueno... –Magnus suspiró con dramatismo antes de asentir–. Está bien, está bien, tú ganas –el moreno tragó grueso y estiró su mano hacia la enfermera, que lo miró con exasperación antes de ponerle el tubo canalizador.
Magnus chilló echando su cabeza para atrás con sus ojos cerrados. Alec arqueó una ceja.
-Magnus la enfermera ya terminó.
El moreno abrió los ojos sintiéndose completamente sorprendido.
- ¿Qué?
-Sí, en serio. No seas llorón –se burló Alec revolviéndole el cabello–. Relájate Mags, ya todo está bien, ya pasó.
-En serio me dolió –musitó el moreno y Alec lo miró con duda.
-Si tú lo dices...
La enfermera salió de la habitación refunfuñando sobre lo molesto que eran los niños y Alec soltó una risita mientras se acercaba un poco más a Magnus.
-Deja de quejarte, no fue tan malo.
-Es que Alexander, no lo entiendes –el puchero de Magnus era grande–. En serio le temo a las agujas.
Alec sonrió tomándole la mano donde le habían puesto la aguja a Magnus antes de besarla suavemente.
-Ya, todo está bien.
El moreno abrió su boca para hablar pero antes de que pudiera pronunciar palabra, la puerta de la habitación se abrió mostrando allí a Asmodeus, que acababa de salir de su turno de guardia de seguridad.
-Alec –musitó cariñoso–. Ya nos vamos para la casa, el horario de visitas ya va a terminar.
El ojiazul suspiró y asintió.
-Está bien, ya voy.
-Adiós mi niño –se despidió Asmodeus mirando con cariño a su hijo y aunque le hubiera encantado tener un poquito de tiempo más a solas con él, notaba que los chicos seguramente tenían un momento privado y no quería interrumpir, por lo cual después de darle muchos besos en la frente a Magnus y decirle lo mucho que lo amaba, salió de la habitación.
