Magnus Bane solo quería vivir.
Alexander Lightwood solo quería huir.
Pero el destino se encargaría que ninguno de los dos pudiera lograr su cometido.
¿Serán capaces de afrontar las consecuencias de sus actos?
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- ¿¡Cómo es que alguien se roba a un paciente y ustedes no se dan cuenta? –Inquirió Alec mirando con furia al jefe de seguridad del hospital.
-Lo... lo siento... –musitó el hombre–. Pero la enfermera lo supo hacer perfectamente. Se ganó la confianza del chico. Siempre estaban siendo tan... amistosos, que no se nos hizo raro que ella lo estuviera trasladando, además, teníamos entendido que él saldría hoy, no imaginamos que...
- ¿No me dice usted que anestesiaron a mi hijo? –Preguntó Asmodeus furioso–. ¿Cómo alguien puede llegar a ser tan estúpido como para ver una enfermera con un paciente totalmente drogado y no sospechar de nada? –Inquirió el moreno mientras miraba con desprecio a aquel jefe de seguridad.
-Asmo por favor –quiso tranquilizar Maryse antes de girarse al encargado–. Sea como sea, tienen que encontrarlo.
-Y estamos haciendo todo junto con la policía para localizar a la enfermera, pero no es fácil. La mujer supo ocultarse.
-Iba una ambulancia –señaló Alec hablando entre dientes–. ¿No la ha podido localizar?
-Sí –respondió el hombre con cansancio–. El vehículo fue encontrado a las afueras de la ciudad. Estaba abandonado en un potrero, pero no había rastros ni de la enfermera ni del muchacho.
- ¡Es imposible que la tierra se los haya tragado! ¿No tienen investigadores en la policía? ¡Utilícenlos! –Exigió Alec–. Hagan lo que puedan y más, pero quiero a mi novio de vuelta.
-Muchacho, tienes que tener paciencia....
- ¡No pienso tenerla!
- ¡Alexander! –Lo regañó su madre–. Por favor... tienes que tener calma, tus gritos no van a ayudar a que los investigadores hagan mejor su trabajo –la mujer resopló–. Por ahora podemos utilizar mis influencias para que las personas del común nos llamen por si ha mirado a Magnus.
-Eso sería muy útil –señaló el jefe de seguridad. Alec lo fulminó con la mirada y resopló.
-Bien, al menos nosotros sí podremos hacer algo útil. Trabajo que ustedes deberían estar haciendo –acusó furioso y se giró, saliendo del hospital.
