Capitulo 05.

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Vuelta a casa.

Gabriel se encontraba despierto en aquella blanca habitación; pensando en todo lo que había ocurrido en los últimos días, su esposa muerta, y el con un coma de doce años, aunque todos se empeñaban en decirle que no era así, no podía creerlo, si su esposa hubiera muerto hace más tiempo el lo sabría, pero hasta ayer ella estaba bien.

─Emilie─ susurro mientras muchas imágenes de la rubia llegaban a su mente, su primera cita, su primer beso, su primera vez─ el platinado gira su cabeza y concentra su vista en la puerta ─Amor mio─ susurra ─Jamás te olvidaré─ agrego tocando su pecho

El picaporte se bajo y su corazón empezó a latir con fuerza, muy en el fondo se negaba a creer que su esposa estaban muerta, seguramente ella entraría ahora y correría a sus brazos para decirle que todo fue una mala broma suya. Pero la realidad era muy distinta, la que había entrado era Nathalie junto con dos enfermeros.

─Le dan el alta─ dijo depositando  su ropa sobre el borde de la cama

─Gracias señorita Sancoeur─ replicó tomando aquellas vestimentas características suyas

─Lo espero afuera─ agrego y se retiró dejando al de lentes con los enfermeros para que lo ayuden

Su vida daría un gran giro a partir de ahora, el diseñador necesitaría un poco de rehabilitación para volver a caminar, estos dos meses habían hecho estragos en sus piernas, de todas formas ese no sería el mayor problema para ella, lidiar con la nueva personalidad de su amado seria un calvario.

La azabache salio afuera, y alertó a Gorilla para que estuviera listo, en unos minutos detrás de ella aprecio un enfermero empujando una silla de ruedas el cual tenía a Gabriel sentado en ella, el robusto abrió la puerta delantera del automóvil, tomó a su jefe en brazos y con mucha delicadeza lo sentó en el asintió del copiloto y cerró la puerta

─Muchísimas gracias─ dijo la mujer y sacudió la mano del enfermero

─La silla es suya, va con los gastos del hospital─ explicó el enfermero

─Que bueno─ dijo, y luego le hizo una seña al guardaespaldas para que pusiera la silla en el porta equipaje 

Una vez se acomodo todo, Nathalie ingreso en el asiento trasero y el auto arranco, Gabriel la observaba desde el espejo con algo de curiosidad, habían pasado doce años y ella se veía exactamente igual como el primer día en el que la vio, la mujer levanta la vista y cruza miradas con este, hace un gran esfuerzo para no sonrojarse pero su cuerpo la traiciona y sus mejillas se tiñen de un rojo intenso.

─¿Sucede algo?─ pregunto para evitar que el hombre note su rubor

─No logro comprender como es que usted luce igual después de doce años─ comento extrañado

─Señor no pasaron doce años─ replicó bajando su vista

─Haga como que le creo; sigue estándo igual al día que la contrate─ desvía su mirada ─¿Como la hizo?

─Cuido mis alimentos─ contesto ─Vida sana piel terza y joven─ ríe

─Increible─ replicó ─A Emilie le hubiera encantado saber eso─ agrego melancólico, la mujer sintió una punzada nuevamente en su pecho ─¿Por cierto usted quien es?─ pregunto mirando al hombre, este no contesto, no podía soltar el volante

─Es Gorilla, su guarda espaldas y chófer─ explicó la mujer en tono tranquilo ─El no habla─ agrego tratando de no hacerlo sentir mal ─Nos comunicamos mediante lenguaje de señas, usted aprendió pero no creo que lo recuerde

─Tiene razón─ hace una pausa ─¿Señor gorilla podría enseñarme cuando lleguemos?─ pregunto

─El no podrá, ya que usted no sabrá los significados─ acotó la de ojos cielo ─Pero si quiere puedo enseñarle

─Contrata un tutor mejor─ contesto en tono serio

─Cl~Claro─ respondió en tono bajo, eso le dolio, el jamás había sido así con ella, ni siquiera a los inicios

El auto ingreso en la mansión, y Gorila estacionó en la entrada, para recibirlos estaban Jessie, James y Adrien, los tres sonreían ampliamente. El peliazul se acercó al automóvil, abrió la maletera, y bajo la silla por orden de Nathalie, luego abrió la puerta delantera, tomó al platinado y con mucha fuerza lo sentó en la silla.

─¿Usted es?─ pregunto viéndolo con extrañeza

─James a sus ordenes─ contesto con pudor ─Estaré ayudándolo durante todo este tiempo─ agrego girando la silla para entrarlo en la mansión

─¿Y ustedes son?─ cuestionó al ver a los otros dos

─Je~Jessie, ayudo a Nathalie con las tareas─ respondió la pelirroja, el platinado arquea una ceja y posa su vista e el rubio, este menea su mano

─¿Adrien?─ pregunto extrañado, el rubio no lo duda y se abalanza sobre el ─Hijo, que grande estas─ comento abrazándolo ─Y luego dicen que no pasaron doce años─ acoto molesto

─¿No pasaron dos meses?─ cuestionó James extrañado 

─Esta empecinado en creer que pasaron doce─ susurro la azabache ─Se ve que perdió doce años de vida, menuda memoria a corto plazo─ se quejo, el ojiverde río

Todos entraron en la casa, Gabriel tuvo que mudarse a la habitación de huéspedes que había en la planta baja, mientras se recuperaba, los médicos dijeron que le tomaría unos pocos días volver a caminar, así que no se molestaron en reformar la escalera para que este pueda subir y dormir en su cuarto.

Los primeros días habían sido una verdadera tortura, Jessie y Nathalie se la pasaban corriendo por toda la casa llevándole los pedidos que este hacia, juntas no daban a basto, si no era su almohada, le dolían sus pies, y si no eran sus pies, le picaba la espalda, fue una verdadera tortura, las dos deseaban con ansias que pudiera moverse por si solo, o terminarían acabadas.

─James traidor dijiste que ayudarías─ bufo la pelirroja sentándose en el escritorio de Nathalie

─Los tres se esfumaron, hombres tenían que ser─ se quejo la de lentes

Luego de eso Gabriel volvió a llamar, su bolsa de agua se había enfriado y sus pies se congelaban.

─Lo amo, pero ya no lo aguanto─ bufo la de mechón tenido y fue a cumplir los deseos de su amando

Miraculous: Nuestra Vida JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora