Capitulo 20.

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No puede ser.

Habían pasado unos días desde que Nathalie casi paga con su vida el precio de amar a Gabriel y atreverse a usar ese miraculous dañado, las cosas iban más que bien en la familia, los tres estaban muy unidos, y el clima era el de una auténtica familia.

Estos desayunaban en el comedor, en silencio, Adrien estaba sorprendido, su futura madrastra estaba comiendo una gran rebanada de pastel de vainilla con frutillas, y una taza de chocolate, el pastel no era lo extraño, sino que reemplazo su sagrado café por una taza de chocolate, Gabriel al contrario de su hijo estaba tranquilo, por primera vez, y aunque suene extraño, Nathalie tenia una antojo, y eso le causaba mucha ternura.

─¿Podría comer de tu pastel?─ pregunto el de ojos verdes, extendiendo su tenedor hacia el plato de la adulta, esta resoplo y lo alejo al mismo tiempo que miraba al joven con algo de odio

─No Adrien, consiguete el tuyo─ replicó como si se tratara de una niña pequeña, al ver la cara de su niño, volvió el plato a su lugar y suspiro, mientras el platinado hacia lo imposible para evitar reír ─Lo siento─ musitó apenada ─Claro que puedes─ él rubio sonrió y clavo su tenedor en el pastel

El timbre sonó, causando sorpresa en todos, la mujer miro su celular para revisar la hora, era muy temprano, era extraño que alguien viniera a esa hora.

─Voy yo─ dijo Nathalie parándose ─Envié a Jessie por algo─ acotó y salió del lugar

La azabache camino a paso tranquilo por el pasillo, llego hasta el escritorio de su amiga, se sentó en la silla, y preciono el botón que atendía el portero electrico, una vez la cámara se activo, le dio imagen, afuera en la entrada se encontraba parada una mujer rubia, con un abrigo gris claro, y unos ojos verdes que le recordaban mucho a. . .

Hola Nathalie. . .tiempo sin verte, ¿me dejarías pasar por favor?─ pregunto la dama mientras se retiraba el sombrero que tenía puesto, dejando ver con claridad su rostro, la de mechón teñido no podía creer lo que veía

─¿Que clase de broma es esta?─ bufo pensado que alguien quería jugarle alguna jugarreta ─¿Acaso no ve la hora, por favor, vaya a molestar a otra parte─ replicó con notorio enojo

Nathalie. . .se que esto parece una broma pero no es así, soy yo; por favor déjame pasar─ se defendió mirando fijamente a la cámara ─Vamos Lottie déjame entrar─ con ese apodo la mujer sintió su mundo dar vueltas, nadie mas que ella conocía su segundo nombre, y nadie mas que ella le había puesto ese sobre nombre, pero era imposible, se suponia que ella estaba. . .

La mujer corto la llamada y se levantó, camino casi corriendo hacia la puerta y salio hacia la entrada, una vez allí pudo ver a la mujer con detenimiento, no había dudas, sus ojos se humedecieron al instante; al igual que era invadida por muchas emociones, pena, irá, felicidad,  y dolor.

─¿Que haces aquí, como es esto posible?─ pregunto, con notoria ira

─Déjame entrar y les contare todo─ suspira

─¿Como quieres que te deje entrar después de todo esto?─ cuestionó llevando su mano hacia sus ojos para secar las lágrimas que amenazaban con salir ─¡Se supone que estas muerta!─ exclamó con molestia

─Lo se─ agarra las rejas de la puerta ─Fui una idiota, por favor déjame pasar─ suplico

─Nathy─ se escuchó que alguien grito, Nathalie palideció ─¿Mama donde estas?─ continuo diciendo la voz, el rubio buscaba a su futura madre al percatarse que se estaba tardando

─¿ese es Adrien?─ pregunto la rubia ─Nathalie déjame entrar, te lo suplico, quiero abrazar a mi hijo otra vez─ dijo con desesperación

─Ahora es tu hijo, doce años estuvo sin ti, sufriendo noche a noche, y ahora te preocupa no poder habrazarlo─ bufo ─No seas cínica Emilie─ agrego con mucha furia

─¿Mama?─ pregunto la voz del modelo a las espaldas de la asistente, esta se gira y clava su vista en su pequeño ─Nathalie. . .di~di~dime que~que no es ver~verdad

─Si hijo soy yo─ musitó la mujer de mirada esmeralda entre lagrimas

Adrien empieza a llorar, se gira y sale corriendo a toda velocidad, Nathalie intenta frenarlo pero no logra agarrarlo a tiempo, en ese instante la invade un odio tremendo, podía soportar cualquier cosa menos ver llorar a su niño, no otra vez y por culpa de la misma causa.

─Como te atreves a aparecer asi─ la reto clavando con odio sus ojos en ella

─Cuanto más tengo que suplicar, déjame pasar y explicaré todo─ se excusó en tono melancólico

─Espero que tengas una buena excuda─ posa su mano sobre el picaporte y abre la reja

La rubia ingresa y la abraza fuertemente, Nathalie no corresponde y cuando tiene la oportunidad la aleja con desprecio, la rubia baja la vista y susurra una breve disculpa; tras esa breve escena ambas caminan hacia la casa, entran con sigilo y se quedan ahí paradas. La contraria observa el descanso de la escalera, percatandose de que el cuadro familiar no estaba en su lugar.

─¿Esta Gabriel en casa?─ pregunto melancólica, Nathalie no responde, no sabia que hacer ─Claro que debe estar aquí─ mira la puerta del comedor ─Si no cambio sus costumbres debe estar desayunando

La rubia de un rápido movimiento se acerca hasta el comedor, la azabache intenta frenarla pero no la alcanza, últimamente estaba algo oxidada en cuestión de movinientos; la contraria abre la puerta y ve a su esposo tomando su café matutino, con un semblante despreocupado, mientras ajustaba unas cosas de su agenda en una tableta.

─¿Quien era amor mio?─ pregunto sin molestarse a ver a quien le hablaba

─Soy yo─ contesto la ojiverde

Aquella voz entro en los oídos de Gabriel como si fuera una puñalada que se clavaba en su corazón, automáticamente giro su cabeza haciendo contacto visual con la que de supone que era su difunta esposa.

─¿Emilie?─ cuestionó sintiéndose un tonto por hacer tal pregunta

─Si Gabe─ contesto y se balanzo sobre el para abrazarlo fuertemente

El diseñador por reflejo la corresponde y oculta su rostro en el cuello de esta, Nathalie observa la escena de lejos mientras su pecho le arde, su vida estaba yendo excelente, y ahora como si alguien intentará molestarla, de la nada aparece su difunta amiga, seguramente dispuesta a recuperar todo lo que perdió, que ahora le pertenece a ella.



Miraculous: Nuestra Vida JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora