POV ELISA.
Me miro en el espejo del baño. El apartamento donde Vladimir se está quedando es muy grande y bonito, nunca había estado en un lugar así.
Observo mi reflejo y me gusta lo que veo, mi sonrisa ya no es tan amarilla, mi cara está limpia, mi pelo brilla y mis ojos están más iluminados. Huelo bien y estoy aseada, nunca en mis 17 años de vida creí que esto iba a ser posible. Aunque todavía me falta masa muscular, estoy bien.
En menos de medio año ya tengo una nueva vida. Un pequeño hijo hermoso, un mejor amigo, y al príncipe de Rusia que es guapo y bueno. Él nos ayudará con todas nuestras necesidades, nos llevará a su país a vivir como él, e incluso parece estar interesado en mí. ¿Raro no? Es como si él fuera un hada madrina.Salgo del cuarto de baño y voy hacia mi cama donde está mi pequeño guerrero. Duerme tranquilamente, como nunca. Está limpio, calentito y con el estómago lleno, eso me hace sonreír, gracias ruso.
(…)
Me estoy haciendo el documento, voy a tener una identidad.
Sostengo con fuerza los papeles que me otorgó el orfanato.Elisa Córdoba.
Nacida el 1 de diciembre del 2000 en San Isidro.
17 años de edad.
Padres y familiares desconocidos.
Tutor/a Eva Torres.No es mucha información sobre mí, pero si es la necesaria. Soy Córdoba por el apellido del marido de Eva que falleció.
—Señorita, debemos tener su partida de nacimiento—.El señor me observa con una mirada inexpresiva.
Vladimir se adelanta a contestar—.Mi asistente ya realizó todo el papeleo necesario para eso, está registrado todo al nombre de Andrey Mijaílovich.
El hombre teclea rápidamente en su computadora, luego asiente con la cabeza—.Efectivamente señor, está todo en orden.
Respiro.—》Por favor señorita Córdoba, necesitaría que se siente y haga lo que le pido.
Lo hago observando como León me mira desde los brazos de José.—》Apoye sus dedos en el aparato… Bien… ahora mire a la cámara, puede sonreír si quiere, ¿Sin sonrisa? Bueno, no pasa nada y… Perfecto. Firme aquí y ya estaríamos, recuerde que así deberá firmar de ahora en adelante.
No sé escribir, pero gracias a el ruso, supe como se escribía mi nombre y algunas cosas más, él me mostró su firma para que me dé una idea de cómo hacer la mía.
Garabateo en la hoja y, a mi criterio, me sale bien.El turno de José es más rápido, él si sonrió para su foto, y la firma le salió muy bonita.
El problema llega con mi hijo.
—Debemos poner los nombres y datos de sus padres adoptivos—.Ahora el mismo hombre me mira seriamente.
Le digo que ponga mis datos, él los anota, pero me dificulta más el proceso.
—Los del padre también son necesarios.
Me frústro.
José no podrá salvarme de ésta, él no lo ve ni lo podrá ver como un hijo, pero sin su ayuda, no podré tenerlo legalmente ni mi niño tendrá un DNI.
Una minúscula parte de mi piensa en Vladimir, pero descarto la idea apenas se me ocurre.
Miro hacia atrás mío, cuatro personas me miran atentamente y dos de esas parecen estar en una batalla interna.—Ser yo el padre adoptivo, Vladímir Sergéevich Smirnov de Las Rusias, nacido el 7 de marzo de 1999, acá tener mi identificación rusa.
Escuchar esa voz tan grave y seria me alegra, pero preocupa a la vez.
Miento si digo que no pedía internamente que él se ofrezca. Sin embargo, ya se hizo mucho problema por el niño.
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La vagabunda[PAUSADA]
RomanceDos mundos totalmente diferentes. El de Vladímir, lleno de hipocresía disfrazada de diplomacia. El de Elisa, cantando en las calles, durmiendo en el suelo, y pasando frío. ¿Quién dijo que estos mundos no pueden mezclarse? Secretos, pasados desconoc...