—¿Entonces Su Majestad la reina Tatiana es reina consorte?
—Exacto señorita Elisa. Ahora, sólo se obtiene el título en la boda o después, ella lo recibió luego de decir los votos.
—¿Y si yo lo hago, podré decidir el momento?
—Si, naturalmente podrá hacerlo, a no ser que haya un problema urgente en el reino, pero ese no será su caso. Espero.
—Gracias profesor, me gustó su clase.
—Hasta la semana próxima, señorita Elisa.
No hay mayor satisfacción que tener sólo dos horas de clases un viernes, podré dedicar todo el día a mi hijo.
En la mañana cuando Vladímir lo vino a buscar sorprendentemente no me sentí incómoda, ni tampoco anoche en la cena cuando me miraba de una forma cómplice, en ese momento me di cuenta que él es el indicado, donde un beso no cambia las cosas para mal. Cuando le conté a mi amigo sobre la cita, primeramente me consoló y prometió estar a mi lado cuando me ataquen pensamientos negativos nuevamente, es algo que debo ir superando poco a poco. Luego, se puso como una cabra chillando por todos lados de la felicidad y diciendo que él sabía que tarde o temprano ese encuentro ocurriría.
Espero y deseo que las cosas marchen bien a partir de ahora, necesito superar mis miedos y vencer mi pensamientos que tiran abajo mi autoestima.
Me encamino a mi habitación y allí le envío un mensaje a Vlad para que vengan. Hoy le di mis aros, lo primero que dijo fue que Eva no mentía, sí eran valiosos, rubíes y oro o algo así nombró, pero tampoco entendí mucho. Se los dará a un joyero experto que pueda deducir dónde fueron fabricados y así comenzar a buscar.
Escucho unos golpes en la puerta, me levanto de mi cama y abro la puerta.—¡Hola!
Ahí están ellos. El ruso lleva una camisa celeste y pantalones blancos, está bien arreglado y aseado como siempre. Mi hijo, en cambio, lleva una remera rosa junto a un pantaloncito negro, van a juego con mi vestimenta.
—Ser rápido esta vez.
—Por suerte—Sonrío haciendo un ademán con la mano para que entre.
—¿Cómo te fue?—Acuesta a Lele en su cuna.
—Bien, la verdad que me gusta esa clase, es entretenida y el profesor me trata bien.
—Si, ser una gran persona, él me educó a mi—Toma asiento en la cama y desde ahí juguetea con León.
Hoy se siente el calor, así que me acerco al gran ventanal y lo abro para que se ventile la habitación. Estoy feliz, todo va encaminado en todos los niveles de mi vida.
—¿En qué época estamos?—Pregunto—En estas fechas ya debemos de estar entrando en invierno en Argentina.
—Si, pero acá la semana próxima ya entrar en verano, supongo que verás eso en tu clase del lunes, cultura.—Ríe al decir la última frase, León hizo un globo de baba con su boca y él lo explotó.
—De seguro—Concuerdo.
—León cumplirá tres meses en tres semanas—Comenta y lo miro preguntándome por qué lo dice tan de repente.
—Si… ¿Cuál es el problema?—Me acerco a ellos y me siento en la punta de la cama.
—Ninguno, sólo estar pensando que podríamos hacerle una especie de ¿Fiesta?—Eleva las cejas y lo imito.
—¿Fiesta?—Frunzo el ceño.
—Poder ser sólo nosotros, José, mis padres y hermano, Dorothea… Como para ir adaptándose.
Dudo—¿Tus padres qué opinarán de eso?
Se muestra serio—No sé ni me importa mucho pequeña cantante, pero si te incomoda, deber ir a una reunión… Luego podré preguntarle la opinión a mi padre.
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La vagabunda[PAUSADA]
RomanceDos mundos totalmente diferentes. El de Vladímir, lleno de hipocresía disfrazada de diplomacia. El de Elisa, cantando en las calles, durmiendo en el suelo, y pasando frío. ¿Quién dijo que estos mundos no pueden mezclarse? Secretos, pasados desconoc...