Lloro de la vergüenza hasta sentir que me quedaré seca. Mi vida no era tan miserable en Argentina, no me importaba demasiado la opinión de los demás. Esto es malo para mí, pero lo amo tanto, lo quiero y estoy aferrada al principe ruso. No entiendo, no entiendo sus aptitudes. ¿Por qué hacerme pasar vergüenza? ¿Por qué hacer que todo el continente se ría de mí? ¿Por qué...?
Abro la puerta de la habitación y la cierro detrás mío. No puedo, simplemente no puedo aparentar ser fuerte para pertenecer a esta familia, a esta vida. Acepté pensando en las posibilidades positivas, nunca creí que me iban a juzgar hasta por un accidente médico.
La puerta se abre, sorprendiéndome, paso las manos por mis mejillas rápidamente y elevo la cabeza.—Vladímir.
Está enojado, su respiración es irregular y el azul de sus ojos está más oscuro.
—Sí, Vladímir. ¿Se puede saber qué pasar allá fuera?—Eleva un poco el tono al terminar la pregunta.
—Yo…—Una lágrima resbala por mi mejilla, pero es de frustración al no comprenderlo.
—¡Les demostraste lo que querían!
—No, yo…—Un nudo se me forma en la garganta. Quiero gritarle todo lo que siento.
—¡Mostraste que eres débil!
Las palabras llegan al fondo de mi corazón. No, él no va a gritarme por más que esta sea su casa, muchos menos cuando es el causante de mis lágrimas.
Por una vez en mi vida, hablo dejándo mi miedo e inseguridad de lado.—¡No era mi intención! —Grito con el enojo poseyéndome.
—¡Ah! ¿Y cuál e...?
—¡Déjame hablar! Por una vez en mi vida me voy a hacer escuchar—Él calla, mirándome—¿Acaso se piensan que yo voy a querer que media Rusia se ría de mi? ¡No! Estoy esforzándome, en serio que lo hago. No me dan miedo los reporteros en sí, nunca lo hicieron...-Bajo la voz al admitirlo-Me da miedo que me hagan pasar vergüenza, ¿Y qué es lo que hiciste con tu familia Vladímir? ¡Justo eso! Me denigraron como persona porque estoy debajo de ustedes, sacaron a flote mis raíces para que se rían de mí, no importó mi esfuerzo por encajar, me siguen viendo como la estúpida vagabunda argentina que llegó de la mano del príncipe para buscarse una oportunidad. Si la misma familia real no me ve de otra forma, ¿Cómo lo hará su país?—Intenta dar un paso y pongo mi mano en señal de que no lo haga. Su mirada está perdida—Estoy rota, y no me están ayudando a sanar, yo sólo quiero una familia que me quiera, no un pueblo que me odie por ser quien soy o peor, que me quiera por lo que no. Ya no aguanto Vladímir, te juro que no aguanto más. Y perdón, perdón por anoche tratarte mal, pero no creo que eso merezca el que hoy me traten de peor forma—Suspiro y siento mi voz quebrarse—Si… Si no podés ayudarme con mis inseguridades, si sus majestades no me quieren acá, puedo irme. Estoy segura de que pueden anular la partida de nacimiento de León, llevenme de vuelta a Argentina o lo que les parezca, pero ya lo dije... Yo no aguanto más.
Él no dice nada, sus ojos no delatan emoción alguna, nada de nada. Me adelanto a caminar sintiendo mi corazón vacío, abro la puerta y le señalo la salida.
—Por favor, quiero estar sola.
Me observa una vez más, y sale. Cierro la puerta detrás suyo y me deslizo por esta, el dolor físico no se compara al emocional, y yo estoy quebrada por dentro.
(…)
VLADÍMIR.
La desesperación se apoderó de mí. No sé que hacer, no encuentro palabra o acción alguna que exprese lo que siento. Salgo de la habitación con la rabia acumulada. Esto es culpa de mis padres que insisten en que debo ayudar a que ella tome caracter, discutí con ellos anoche cuando iba de camino a llamar al médico, tanto que me olvidé de Elisa, soy un idiota pero lo soy más al buscar culpar a terceros, por mi culpa mi pequeña cantante estalló, llegó a su límite de una forma horrible a la que no supe reaccionar.
Me siento una persona horrible, siquiera fui capás de responderle, la idea de que se vaya me inundó de miedo y me paralicé.
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La vagabunda[PAUSADA]
RomanceDos mundos totalmente diferentes. El de Vladímir, lleno de hipocresía disfrazada de diplomacia. El de Elisa, cantando en las calles, durmiendo en el suelo, y pasando frío. ¿Quién dijo que estos mundos no pueden mezclarse? Secretos, pasados desconoc...