13.

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Había amanecido lloviendo, lo que fue bueno para mi. Mi padre me había mandado a la ciudad a tramitar unos papeles, él dijo: " Solo ve y si las oficinas están cerradas puedes volver a ir mañana ". Claramente respondí que si, que me saldría desde temprano para no regresar tan tarde.

Lo que él no sabía era que no iba a ir a buscar ese lugar, en primer lugar acompañaría a Eunha a su universidad y me quedaría con ella gran parte de la mañana, después regresaría a casa y le diría a mi padre que las oficinas estaban cerradas, entonces volvería a salir mañana.

Mis manos sostenían impacientes el termo con té que Jinsoul había preparado anoche, había traído un poco para Eunha, esperaba que le gustara. Me recargué sobre la pared del edificio esperando que ella saliera. El frío había aumentado y ahora si me encontraba usando un gran abrigo, el señor del bus me sonrió al subir y me dio los buenos días, supongo que pensó que por fin estaba vestido como se debía.

La bufanda gris que también llevaba puesta se deslizó un poco por mi hombro y descubrió mi boca, deje salir el aire y vi el vaho flotar. Aún seguía lloviendo, las pequeñas gotas cubrían de poco toda la calle y yo me encontraba resguardado en una de las esquinas del edificio.

Regrese la vista a la entrada cuando escuché el ruido de la puerta al abrirse, de ella salió un señor mayor y volví para ver la calle de enfrente de nuevo. Hice lo mismo tres veces más hasta que vi salir a una chica; mi chica.

- ¿Eunha? - la llame por su nombre.

- Jungkook- regresó a verme abriendo su paraguas - No pensé que vinieras.

- Bueno, lo siento - dije acercándome a ella - Se que te había dicho que vendría a acompañarte, pero ya pasaron dos semanas desde entonces y no había podido venir a verte.

- No te preocupes, - Entonces comencé a caminar con ella - comprendo que estás ocupado.

- ¿Te cortaste el cabello? - dije viéndola sostener un mechón de pelo.

- Si - respondió arreglando su fleco - Me veo mal ... ¿No te gusta?

Sonreí, ella incluso seguía siendo igual de tierna que cuando era niña.

- Te ves hermosa - No me importaba la forma de su pelo, seguía siendo ella y para mi eso era más que suficiente. Pero tenía que admitir que el corte le había favorecido muchísimo - Si me gusta.

- Es un alivio - dijo por lo bajo aunque pude escucharla.

- Por cierto ... ten - mi mano le extendió el termo.

Ella tomó el termo y yo sujete la sombrilla que nos cubría a ambos de la lluvia.

- ¿Qué es? - preguntó desprendiendo la tapa - Para mi.

Sus ojos brillaron cuando olió el té y yo asentí dándole a atender que si era para ella. Entonces soplo antes de darle un sorbo al té y dijo que estaba muy rico.

- ¿Has estado ocupado? - volvió a tomar del termo y me miró.

- No tanto, pero no podía salir. - últimamente mi padre había estado llevándome al consejo con esos juzgadores ancianos y me habían obligado a aprenderme los códigos y reglamentos de la manada. Justificaron que en el momento que me enlazara con la primogénita del alfa de la manada del este, nuestra manada quedaría bajo mi mando. Y que para eso tenía que conocer todo de nuestra manada - Aún así he pensado en ti todo el tiempo.

- Mentiroso - sonrío un poco y volvió a pegar sus labios al borde del termo.

Ambos subimos al bus y deje que ella tomara asiento en el único espacio libre.

- Lo digo en serio - dije sosteniéndome del tubo de metal que se encontraba justo por arriba de mi cabeza, - ¿Tú no has pensado en mi?

Mi pecho dolería si ella decidía contestar que no, pero no tenía derecho a reclamarle. Recordé que ya la había besado y sus palabras vinieron a mí de repente.

- Lo hice - respondió - Me preguntaba por qué no habías vuelto.

Ella me miraba desde el asiento, se veía pequeña, era pequeña. Me impulsaba a querer protegerla.

- Tonto, incluso me besaste - solo lo susurro como un reclamo pero claramente soy capaz de escucharlo - ¡Ah, es aquí!.

Ella se levanta y toma de mi mano para que me apresure a bajar, al salir las gotas vuelven a caer sobre nosotros y me apresuro a abrir el paraguas. Ella sacude su bolso y yo me pego más a su lado.

- ¿Estas bien? - le preguntó mientras entramos por unos pilares de concreto blancos.

- Si, - dice no tan segura y toca su cabello - Bueno es que la semana pasada atrape un resfriado y no creo que esté bien mojarme.

La mire de reojo; su cabello se encontraba solo un poco húmedo y su abrigo al igual que el mío tenía solo unas pequeñas gotas marcando sus bordes. Ambas manos sostenían el termo con fuerza y pensé que tenía frío, así que antes de que entrara por la puerta de un edificio, la detuve.

Cerré el paraguas y lo deje recargado sobre la pared.

- ¿Te quedarás? - me preguntó como si temiera que no fuera así y sin siquiera recibir respuesta se apresuró a decirme - Tengo esta clase, son dos horas. Después tengo libre, podemos almorzar juntos.

- Te esperaré. - me desprendí de la bufanda que envolvía mi cuello y sus ojos brillaron al escuchar mi respuesta. Coloque la bufanda alrededor de su cuello y la acomode de tal forma que cubriera también parte de sus labios - Esta bien, ve.

Ella me miró y sus dedos sostuvieron parte de la tela de la bufanda entonces negué.

- No la necesito - dije alejando su mano para que no intentara quitársela - Puedes usarla.

Ella asintió algo avergonzada y comenzó a caminar por el angosto pasillo, la vi desde la entrada y mi mano volvió a tomar el paraguas. Ella se detuvo, regresó a verme y corrió hacia mi, la bufanda descubrió sus labios y de un momento a otro sus brazos envolvieron mi espalda. Me quede quieto, no pude reaccionar y entonces ella se separó.

- Afuera hay unas mesas, espérame ahí - sus mejillas rosadas y su perfecta sonrisa fueron de nuevo cubiertas por la bufanda y volvió a caminar por el pasillo.

Demasiado linda.

Estaba de acuerdo, ella era demasiado linda. Todavía seguía conservando su aura infantil y eso me encantaba.















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Moon love [Eunkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora