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- No lo haré - le dijo ella.

- Por favor Eunha, no te acerques - su aroma estaba empezando a despertar a su lobo y las lesiones en su pecho hechas por sus garras dolían - ¡Vete!

- Jungk...

Trató de avanzar pero los ojos color amarillo la asustaron y retrocedió. Los recordó, los mismos ojos que había visto en la repostería. Fueron escasos segundos y después el amarillo desapareció.

- ¿¡Quién te trajo!? - le exigió porque su nariz identifico otro olor de lobo en ella.

- Un... un c-chico - En ese momento no recordaba el nombre del chico y se sintió nerviosa por ver a Jungkook actuar así. - También era un lobo.

- ¿¡Qué te hizo!? - Lo veía alterado y frotó un pie sobre el otro para tratar de darles calor.

- Nada - respondió negando pero el la miró serio - Créeme no me hizo nada.

Sin embargo su mirada se relajó solo después de que identificó el aroma de Hoseok, ese era el que estaba prendido en ella. Y aún así las demandas de su lobo le exigían que la poseyera, solo debería ser de él, ningún aroma sería más agradable que el suyo en su puro cuerpo.

Por un momento se detuvo a admirarla: el abrigo sin abrochar dejando ver el pijama azul con estrellas, el cabello alborotado y todavía algo mojado de las puntas, la cara fresca y sonrojada por el frío.

"¡Dios! Realmente es un desastre".

Y la imagino de esa misma forma pero en el colchón de afuera.

- Por favor regresa - le suplicó Jungkook- ... No quiero lastimarte.

Se convenció a sí mismo que no la tocaría, ellos aún eran jóvenes e inexpertos, Eunha apenas pasando los dieciocho y Jungkook casi cumpliendo veinte. No quería que las cosas pasaran de esta manera.

Y volvió a pensar en la noche anterior, la manera en que estar cerca de ella lo hizo sentirse increíble, en lo magnífico que es besarla y en que él en realidad la amaba.

- Se lo que te pasa - le dijo ella quitándose el abrigo y tirándolo hacia sus pies -, quiero ayudar.

El trato de decirle algunas palabras, pero algo le presionó el abdomen, era casi parecido a recibir un golpe, uno que te deja sin aire y el dolor se expandió a su zona baja. Eunha lo vio doblarse, sostener su pecho con una mano y no se movió, avanzó solamente cuando vio que él cayó al piso, sus rodillas golpearon la madera y grito un poco menos fuerte que las demás veces.

Jungkook no sabía porque quería arrancarse el órgano que le daba vida, pero sentía sus propios latidos y eso le desesperaba, una ansiedad que le obligaba a sacar sus garras y enterarlas en su pecho hasta que pudiera calmar los latidos.

Pero por esta ocasión sus garras no alcanzaron su objetivo, finas manos las sostuvieron y el cuerpo de ella se pegó al suyo, ocultando la cabeza en su cuello y negando con los ojos cerrados.

- Por favor para - sus labios le hicieron cosquillas en el cuello al hablar y lo frío de su cuerpo se sentía bien sobre el suyo caliente -, basta no te lastimes.

Tal vez eso era lo que él quería, sus latidos que antes le molestaban ahora eran solo un fino palpitar que estimulaban su cuerpo, lo impulsaba a querer tocar a su chica. Cerró los ojos y aspiro el olor a canela, las manos que habían sido detenidas se soltaron del agarre y los abrazos se cerraron en la cintura de ella.

- Vete ahora que aún puedo detenerme... - le dijo con la voz entrecortada, y aunque su voz dijera eso, los brazos se aferraban a la delgada cintura acercándola aún más a su cuerpo - Después no creo poder dejarte ir.

Moon love [Eunkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora