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Caminar por la carretera a mitad de la madrugada me generaba una sensación extraña, incluso los únicos tres autos que pasaron por aquí aventando sus luces no repararon en detenerse, de hecho creo que me miraron como si estuviera loco.

"Vete lejos con ella"

¿Qué tan lejos podía llegar? No importaba distancia, en cualquier momento me iba a encontrar y hacerme pagar por todo.

Mi aroma me delataría y solo sería cuestión de tiempo para encontrarme de nuevo frente a frente con esos bastardos egoístas, yo era consciente de eso, aún así esperaba con todas las fuerzas del mundo que eso pasara después de conocer a mi bebe.

Comencé a pensar a donde tenía que irme, yo no contaba con nada más que lo que llevaba en mi mochila y eso no representaba nada comparado que en el mundo humano el dinero era algo esencial para solventar la vida.

Pensé y pensé, y no encontré una buena opción que nos alejara de todo esto, al menos no tan pronto. Lo único más lúcido en mi mente era quedarme con ella unos meses, encontrar un empleo y trabajar hasta reunir un poco de dinero que fuera lo suficiente para huir a otro país. Pero me aterraba lo que pudiera suceder en "esos meses" que decidiera quedarme.

Era muy arriesgado, no quería exponerlos a nada. El sentido de propiedad y sobreprotección aparecía en todo momento, me desesperaba sentirme de esta manera... como si fuera un completo estupido. Todo lo que hacía era algo que terminaba por arruinar aún más mi vida y la de ella y como daño colateral, la vida de la pequeña criaturita que aún no llegaba.

Camine por más de cuatro horas seguidas antes de entrar a la ciudad y seguí caminando otras 2 hasta encontrar su edificio, para ese momento el cielo había esclarecido por completo y yo me encontraba mental y físicamente devastado.

Entre por la entrada principal y el viejo casero me miró antes de dejarme subir. El día de ayer Eunha había hablado con él para que me dejara entrar en todo momento y me sorprendía que el anciano recordara mi cara.

Subí los escalones con lentitud, las manos presionando el asa de la mochila que llevaba al hombro. Tenía que borrar todo rastro de preocupación de mi devastado cuerpo y rostro.

Una señora me sonrió al pasar por su lado al subir al cuarto piso y le respondí de la misma manera.

Mi cuerpo empieza a sudar de los nervios y tengo que detenerme un momento para poder mantener mis ideas en orden y dejar la sensación de pánico que de pronto aparece en mi cuerpo.

Cuando estoy frente a su puerta, suspiró y trató de relajarme porque mis manos han comenzado a temblar, tocó dos veces y sostengo mis manos por detrás de la espalda, no entiendo porque mi cuerpo reacciona de esta manera aún no estamos en pelig... joder.

Si era un mecanismo de alerta.

Ese aroma... mi nariz olfatea en el aire y un gruñido instintivo sale de mi interior.

Regreso mi vista por el pasillo tan pronto como todo mi sistema entra en alerta y entonces ella abre la puerta.

- ¿Jungk...? - colocó una mano en su boca y poniendo un dedo en mis labios le pido que guarde silencio.

Ella asiente.

La suelto y ella trastabilla hacia atrás. Me mira alerta, sé que tiene miedo, el ruido de su corazón es acelerado, el color en mis ojos y que yo esté viendo hacia ambos extremos del pasillo la han puesto así.

Es extraño...

Gruñó cuando el aroma pica en mi nariz de nuevo, no es un olor que reconozca pero tampoco es humano y lo que me hace querer transformarme y atacar es el inconfundible olor a bosque que tiene, y no cualquier bosque, mi bosque.

Moon love [Eunkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora