Capítulo 5- Aquél que esconde...

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Al final, Miyagi había terminado acompañando a Misaki a casa, con Shinobu con ellos por supuesto. Por el camino habían tenido tiempo de hablar de muchas cosas, y, pese a que los dos ukes eran bastante diferentes, coincidieron en una cosa:

-Y a mí me gustaría que de vez en cuando Usagi-san escuchara lo que le digo... -susurraba Misaki.

-Si tan solo Miyagi hiciera lo que le pido... -devolvía el susurro Shinobu.

Mientras tanto, Miyagi conduciendo, se preguntaba si ellos no se daban cuenta de que pese a los susurros podía oírlos perfectamente, y mantenía cara de póker mientras miraba fijamente la carretera. Al llegar, detiene el coche delante del apartamento y le sorprende ver a Usami fuera, fumando.

-Usagi-san! -lo llama Misaki, saliendo del coche y yendo hacia él con cara de preocupación.

-Oh, Misaki. Perdona lo de antes, aunque veo que te las has apañado para volver. -se acerca al coche- Gracias por llevarlo, Miyagi-sensei.

-No fue nada. De todos modos, Shinobu y yo íbamos a ir por aquí cerca. -disimula él.

-Así es, Misaki, no creas que vinimos hasta aquí sólo para llevarte.

Los dos semes se quedaron mirando al chico. Era obvio que mentía, aunque Misaki no le dio mucha importancia al comentario y sólo sonrió.

-Hasta otra, Shinobu-san.

El uke del coche sólo asintió con la cabeza mientras Miyagi ponía en marcha el vehículo.

-Entremos, Misaki. -dice Akihiko, poniendo una mano sobre el hombro del chico y comenzando a andar.

Ya en el ascensor, Misaki mira al escritor. Realmente tiene ganas de preguntarle qué hicieron... pero le da miedo preguntarlo.

-Estás muy callado... ¿pasa algo?

-N-no... -Misaki mira hacia otro lado, sabe que para Usagi es como un libro abierto.

-Mientes... -le dice con voz dulce, pero a la vez sonriendo divertido- ¿Tengo que convencerte para que me digas...?

Ante la aproximación del escritor al muchacho, el chico se aleja hasta pegarse a la pared del ascensor y exclama:

-¡Está bien! Sólo me preguntaba qué le hiciste a Asaki...

-Le di una lección que no olvidará.

-¿Y eso significa...? -insiste un poco.

-Sólo le dejé claro que a quien amo es a ti.

El sonrojo de la cara de Misaki fue considerable, y este aumentó cuando Akihiko lo besó suavemente y luego lo agarró cargándolo cuando salieron del ascensor. Al abrir la puerta, no había nadie en la sala.

-¿Dónde está...? -pregunta Misaki, mirando alrededor.

-Tal vez en el baño. No te preocupes. Haz algo de comer, ahora vuelvo.

Akihiko subió las escaleras y, tras comprobar que Misaki no miraba, entró al baño. No le sorprendió ver a Asaki dentro de la bañera, abrazándose las rodillas con la cabeza baja. El chico realmente no era tan diferente a Misaki. No quería dar problemas, por lo que lloraba cuando estaba solo. Pero parecía haberse quedado dormido ahí, con las mejillas algo rojas tal vez por la temperatura del agua.

El Gemelo de MisakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora