El Gemelo de Misaki

Capítulo 41- Final: Tal vez...

Onodera Ritsu salió de la cama a la vez que apagaba el despertador. Miró de reojo el calendario. Hacía 365 días que entró a Emerald... y...

-365 días desde que Takano-san y yo nos reencontramos... -susurró, tachando el día en el calendario.

-No sabía que pensabas en mí al levantarte.

Ritsu se sobresaltó y mandó una mala mirada al "intruso" que lo miraba con una leve sonrisa desde su cama. Al recordar brevemente la noche anterior, se sonrojó.

-Sólo lo recordé, no es tan importante. -se apresuró a decir, mientras dejaba el calendario y comenzaba a vestirse- Ahora, por favor, ve a tu casa.

-¿Para qué? Ayer llevé ropa para cambiarme. -le responde Takano, a la vez que se levanta de la cama y va hacia él, estaba casi desnudo- No hay tanta prisa, sólo son las seis, Onodera. Además, ya sabes que te habrán montado una fiesta en la Editorial... tengamos nuestra propia pequeña fiesta aquí.

-Prefiero tener sólo UNA fiesta, gracias. -dijo con un deje de desagrado, a la vez que salía de la habitación.

Ritsu se sentía confuso. Cada vez que veía parejas, sentía una desagradable sensación en el pecho. Y esta sensación volvía cada vez que veía a Takano-san. Y cada vez que lo veía, éste aprovechaba para intentar besarlo, abrazarlo o repetirle lo mucho que lo ama. Ya eran tres días seguidos desde que el editor jefe se quedaba en su casa. Se sentía molesto, pero a la vez era algo agradable. Tal vez... tal vez si aceptara lo que probablemente sentía...

-¿Qué haces ahí parado? -le preguntó Takano, encontrándose con Ritsu mirando al vacío, en medio del pasillo- Te recuerdo que tienes que desayunar bien.

-Lo sé perfectamente, Takano-san. -aseguró Ritsu, mientras suspiraba, recordando levemente lo que ocurrió: se desmayó y terminó en el hospital por no comer suficiente. Takano-san se había vuelto muy insistente desde entonces... no, tal vez se volvió aún más insistente desde que anunciaron todo eso de los hijos biológicos. Ya había pasado un tiempo desde que anunciaron los ganadores del sorteo, y Takano parecía convencido de que al siguiente sorteo ellos participarían e iban a ganar.

-Deja de suspirar y ven. -sin siquiera darle tiempo a reaccionar, Takano agarró la mano de Ritsu y lo llevó hacia la cocina, hizo que se sentara en una silla y comenzó a cocinar.

-Takano-san, no hace falta que...

-Calla, déjame cocinar. -suspiró él, para luego servir la tortilla y poner con salsa de tomate por encima "Te amo". Puso el plato delante de Ritsu, el cual rápidamente agarró el tenedor y destrozó las palabras con furia. Le molestaba. Tal vez si él le dijera que tal vez también le ama tal vez Takano-san pararía de insistirle tanto... pero tal vez eso... cambiaría todo.

Takano se sentó delante de él con otro plato, no pareció importarle que Ritsu destrozara esas palabras, más bien miraba divertido el leve sonrojo del chico, sus manos temblorosas y la expresión de duda que tenía. Lo vio tan concentrado que sin dudarlo lo agarró del mentón y lo besó.

-¡Ta-Takano-san! -gritó Ritsu, a la vez que se tiraba para atrás cuando Takano lo soltó. Estaba mil veces más rojo que normalmente.

-Es divertido ver que estas reacciones son cada vez más parecidas a hace diez años. -comenta Takano, tirándose hacia atrás en la silla, mirándolo con una pequeña sonrisa.

-... -el castaño se quedó callado, mirando de reojo a Takano. Parecía querer preguntar algo.

-¿Qué?

-Si hace diez años... no hubiera pasado eso... nosotros...

-Obviamente estaríamos saliendo. -terminó la frase Takano, sin dudar. Ritsu bajó la cabeza, escondiendo los ojos con el flequillo. Estaba muy avergonzado.