El Gemelo de Misaki

Capítulo 40- Ciencia, futuro, milagro. Una fiesta que no olvidarán

La noticia recorrió todo el mundo. En Australia, Taiki se echó a reír al enterarse. Tanta importancia que le dieron a Asaki, y ahora un montón de hombres podrían tener hijos. Aunque por lo que decían, como el cuerpo de un hombre no está preparado para soportar el embarazo, sería “exterior”. Por lo que Asaki seguiría siendo el único hombre embarazado. Pero aún así, Nao sintió algo de envidia. Seguramente a Taiki sólo le importaba Asaki. Ryouko se quedó impasible, más callada que nunca. Como ella ya era mujer, podía tener hijos en cuanto quisiera...

En cambio, en Japón, la noticia tambaleó el mundo de la mayoría de la gente. Era algo fuera de lo normal. Takano perseguía con más ímpetu a Ritsu. Akihiko insistía en que él sería de los primeros a probar ese método, junto a Misaki. Kisa y Yukina pensaban que no estaría mal. Hatori y Chiaki obviamente querían un hijo. Y contra todo pronóstico, hasta Isaka quería tener un hijo, de esa manera dejarían de molestarle con cosas sobre su heredero y quién heredará la empresa después de él.

Unos días después, se anunció que se haría un gran sorteo, abierto a todas las personas del mundo. Obviamente, mucha gente participó. Se haría por tandas, un sorteo al año, y claramente quien tuviera suficiente dinero podría conseguirlo en cualquier momento. Simplemente, los participantes debían demostrar que eran pareja, mandar una fotografía suya y datos personales, aparte de datos y documentos de identidad. Eso era un problema para la gente que no quería “salir del armario” públicamente… y para los que todavía no aceptaban lo que sentían.

-¡Takano-san! ¡Ya está bien, déjame!

-Onodera, sé que me amas, ¡sólo acéptalo!

-¡Cállense de una vez, queremos dormir!

Exacto… Takano Masamune y Onodera Ritsu pasaban el día y la noche discutiendo, mientras los vecinos sólo querían que se callaran.

En cambio, el resto no tenían ese tipo de problema. Muchos decidieron participar… y tras enviar su participación, sólo quedaba una preocupación para una de las personas: una estúpida fiesta de cumpleaños de la amiga de la hija de su pareja. Así es… estamos pensando en Yokozawa Takafumi.

Lo que menos le apetecía al Oso Salvaje de Marukawa era disfrazarse de oso y estar en una estúpida fiesta llena de niños. Y menos justo dos días de que por fin acabara su trabajo de ese mes.

Comenzaron a organizar todo. Yokozawa, Kirishima y Hiyori se levantaron temprano, como ya acostumbraban a hacer los días en que no trabajaban. Todos estaban de buen humor o al menos lo aparentaban... Yokozawa miraba fijamente el disfraz de oso, que ese chico que trabaja en el departamento de Kirishima, Takahashi, le había prestado. No le iría justo, pero… llevar ese disfraz tan... tan...

-¿Todavía no te has vestido?

El oso de Marukawa lanzó una mala mirada a su pareja.

-Cállate. –soltó, molesto- Sabes perfectamente lo que pienso sobre vestirme de oso para una tonta fiesta.

-No seas así, si también invité a algunas personas de la editorial para que no nos aburramos… ya sabes, a modo de celebración por todo eso del sorteo. ¿Sabías que hoy anunciarán los premiados?