Capítulo 9- Recuerdos Olvidados

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-Como decía, ¡te olvidas de todo lo importante! -exclama, molesto- ¡Me voy!

Agarrando su chaqueta, sale por la puerta cerrando de golpe.

-¡Asaki...! -Misaki hace ademán de ir tras él, pero Haruhiko lo detiene- ¿Qué...?

-Es mejor que lo dejes solo. No entiendo demasiado lo que ocurre aquí, pero deberías darte cuenta, ¿no crees? Tu hermano necesita estar a solas ahora.

-Pero...

-Misaki.

La mirada seria de Haruhiko le hizo darse cuenta de que tenía razón. Si Asaki quería irse, no tenía por qué detenerlo...

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-Maldición, ¡Baka-Misaki! -exclama en un susurro, mientras camina rápido, con las manos en los bolsillos, pateando latas y demás basura que encontraba en el suelo, enfurruñado- Olvidando todo...

Andando sin mirar hacia adelante, se choca con alguien.

-Oh, perdón... -da un paso atrás poniéndose una mano en la cara.

-Tú... Asaki, verdad?

-¿Quién eres?

Se quedaron mirando. Delante de él tenía un hombre de unos treinta años, tal vez más, alto, y su cara le era familiar.

-Ah! El profesor que sale con u-

-¡¡Shh!! -el hombre rápidamente le tapa la boca- ¡Mi nombre es Miyagi Yoh! ¡No grites esas cosas...!

Cuando lo suelta mirando nervioso alrededor, Asaki toma más distancia con él.

-Perdón. Fue la impresión de haberle reconocido. -se apresura a disculparse, tranquilo.

-Al menos no lo has dicho en un grito. -dice Miyagi, suspirando- ¿Qué haces por aquí?

-Salí a dar un paseo. La casa de Misaki está por aquí. -dice, desviando la mirada.

-Oye, oye. Que yo no soy un niño al que puedas engañar. -dice Miyagi, serio- Si has salido a dar un paseo, por qué lloras?

-¿¡Qué...!? ¡No estoy llorando! -exclama, dándose cuenta en ese momento de que le caían lágrimas- ¡Mis ojos se irritaron, nada más!

-Agh, estoy cansado de tratar con niños orgullosos. -dice, soltando un suspiro, mientras enciende un cigarrillo- ¿Qué pasó? ¿Te peleaste con tu hermano?

-...

-No te quedes callado, al menos di algo. -dice, mientras se apoya en un árbol- No es bueno para los niños de tu edad guardarse todo, ¿sabes?

-Él no se acuerda.

-¿De qué? -Miyagi lo miraba con interés, aunque le sacaba de quicio que el niño no dijera todo directamente.

-De que dijo que me odiaba. Es irónico, ya que yo me lo tomé bastante mal y no lo he olvidado, en cambio él lo ha olvidado completamente.

-Bueno... muchas cosas se olvidan. ¿Qué edad tenías?

-Fue cuando cumplí diez años.

Miyagi casi pierde el equilibrio y cae.

-¡Pero oye...! Desde los diez años es mucho, ¿cómo esperas que él recuerde eso?

-Yo lo recuerdo.

El profesor suelta un suspiro. Por alguna razón se sentía como si hiciera de psicólogo.

-Porque tú le diste más importancia. Los humanos acostumbran a recordar más las cosas negativas.

-Pero aún así... aunque se lo dije, no lo recuerda. Por eso, me he ido.

-Deberías volver. Seguro que se sentirá culpable y-

-¡No volveré! -exclama, echando a correr.

-¡Oye! -lo llama Miyagi, sin perseguirlo, pero luego niega con la cabeza y suspira- No sé por qué me preocupo tanto por estos niños...

Tras decir eso, sigue paseando preguntándose si llamar a Kamijou y pasarse por su casa a molestarlo...

Por su parte, Asaki siguió corriendo un buen rato más, hasta llegar delante de la estación. Algo alterado y sin siquiera pensar, se metió en un tren y bajó poco después. Salió corriendo y se detuvo delante de un gran edificio.

-¡Onodera!

Un grito lo sobresaltó. Al mirar en su dirección, vio un hombre alto, cabello castaño oscuro y gafas, hablándole a otro chico algo más bajo, no le vio bien la cara. Pero parecían trabajar en el lugar, porque entraron en el edificio.

-Takano-san, ya conseguí el manuscrito, ¡no hace falta que grites! -exclama el chico, el hombre parecía ser su superior pero no le hablaba con demasiado respeto.

-¿Ah? ¿¡Y ya mandaste el manuscrito a la imprenta!?

-¡No, todavía no!

-¿¡A qué esperas!?

Asaki vio a los dos hablar casi a gritos, el chico corrió al ascensor y pulsó el botón, y en ese momento se decidió y terminó entrando en el ascensor con ellos.

-Perdonen... -comienza, nervioso por si le gritan a él o algo.

-¿Si? -pregunta “Takano-san”, el hombre que llevaba gafas.

-¿Saben dónde puedo encontrar a Usami Akihiko...?

-Usami-sensei estaba en reunión con su editora desde hace un buen rato, lo vimos al salir... -dice “Onodera”, pensativo- Si no me equivoco, estará en la cafetería ahora.

-Mu-muchas gracias, señor! -dice, agradecido, mientras se siente algo presionado por la mirada de “Takano-san”, el cual lo miraba fijamente.

Finalmente, el ascensor se abrió y los tres salieron.

-La cafetería es por ahí. -le indica Onodera, mientras Asaki le corresponde con una sonrisa.

-Gracias. -comienza a alejarse.

-Espera.

Tensándose de golpe, se detiene y se gira para mirar a “Takano-san”.

-¿Si?

-Tú dejaste un currículum tuyo aquí, verdad? Takahashi Asaki, cierto?

-Si... -dice sorprendido, no se lo esperaba.

-Entonces, no será la última vez que nos veamos. Seguramente te llamarán esta semana. Felicidades. -termina “Takano-san”, mientras se va andando por el pasadizo- Ah, mi nombre es Takano Masamune.

El otro chico los miraba sorprendidos, pero le termina sonriendo y susurra:

-Yo soy Onodera Ritsu. Encantado. -iba a decir más, pero su jefe lo llamó diciendo que no se entretuviera y se dio prisa en seguirlo.

Asaki se quedó parado ahí en medio. No se esperaba obtener el trabajo tan rápido. Igualmente, tampoco tenía fuerzas ni para alegrarse. Sólo quería hablar con Akihiko-san... después de haber estado con él la anterior vez, necesitaba estar a solas de nuevo con el escritor... lo necesitaba.

El Gemelo de MisakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora