Capítulo 8: Una pregunta

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Le di con fuerza a la pelota con el bate, después de ir a espiar la cita de Jungkook, Lara y yo habíamos venido al campo de béisbol donde jugábamos desde que éramos unas niñas.

Ella estaba al otro lado de la valla de protección mientras yo seguía bateando con enojo las pelotas que una chica, que se había ofrecido, me lanzaba.

—¿Sally estás enojada? —preguntó Lara.

—Claro que no —Le di a otra pelota y dejé caer el bate sin soltarlo—. Pero, ¿sabes lo que me enoja?

—¿Qué? A ver dime, sacalo.

—¿Cómo pudo esa tipa besarlo cuando se notaba que él no quería? Ganas de ir hacia ella no me faltaban.

—Lo sé, fiera, tampoco me gustó lo que hizo.

Bufé y seguí bateando. Después de agotar mi energía en el campo de béisbol llegué a mi cuarto y me lancé a la cama. Decidí poner música para despejar mi mente.

Al día siguiente me desperté con todo el ánimo como me fue posible. Decidí ir a la casa de Jungkook en la tarde, me puse mis shorts favoritos, una camiseta y até mi cabello en una cola alta. Tomé mi patineta y me dirigí hacia allá.

Saludé a la mamá de Jungkook en coreano y ella me recibió con una sonrisa cálida, era una señora hermosa y agradable. Me había tomado cariño luego de tantos años de venir a su casa.

Subí las escaleras y toqué a su puerta.

—¡Su pedido llegó! —dije alto para que escuchara y él abrió la puerta sonriendo mientras despeinada su cabello con la mano.

Y estaba sin camisa.

—Rayos, Jungkook, estás caliente —Le eché un último vistazo a su abdomen y entré a su cuarto. Él sonrió tímido y buscó una camisa en su armario.

—No sabía que venías.

—Es sábado, me aburro y quise venir a molestarte —Le sonreí con inocencia y me senté en su silla giratoria para comenzar a jugar con ella. Él se sentó en la orilla de su cama, así que moví la silla hasta quedar cerca de él.

—¿Veniste en patineta, cierto? —Llevó su mano a mi rostro para apartar los mechones con una sonrisa.

—Gracias por decirme que estoy despeinada —dije sin dejar de jugar con la silla moviéndola un poco.

—Siempre te ves bien —Pellizcó mi mejilla.

—¿Jungkook?

—¿Qué pasa, Sally?

—Tengo una pregunta.

—¿Sólo una? —preguntó riendo y le di un empujón en el hombro—. Claro, dime.

—¿Me dejarías hacerlo?

—¿Qué cosa? —Estaba distraído jugando con una de mis pulseras de mi mano.

—Besarte.










Besos a JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora