Capítulo 1: Nuevo Amigo

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Años atrás.

Estaba en quinto de la primaria con once años y los chicos de mi escuela podían ser muy crueles. Era hora de recreo y miré a un grupo de chicos molestando a uno. Pude reconocerlo fácilmente.

Era el niño nuevo de mi salón.

El que tenía ojos de bambi.

¿Cuál era su nombre? Era uno todo raro aquí en Latinoamérica. ¿Cooc? ¿Yun? No recordaba.

—¡Ey! ¿Qué están haciendo? ¡Déjenlo en paz! ¿Acaso quieren morir? —Les grité llegando a ellos. Noté que lo habían golpeado y el niño estaba abrazando sus rodillas.

—¡Sally, quítate, este no es tu problema! Es entre nosotros y el chinito —dijo el más grande dándome un empujón en el hombro. Miré seriamente el lugar donde me había tocado y luego volteé a verlo con enfado haciendo que diera un paso atrás.

Cobarde.

—Que es de Corea no de China, idiota. Recuerda que ayer el sensei me dio la cinta azul. Yo en tu lugar mejor corro —Di un paso adelante con rapidez asustandolos—. Si lo vuelven a molestar mi puño estará muy feliz de verlos. ¡Váyanse! —Y así lo hicieron. Huyeron como los cobardes que eran.

Tres contra uno. ¡Puf! Eso no era justo.

Me acerqué al niño de ojos rasgados y le ofrecí mi mano para que se levantara, pero sólo se quedó observandome. Pobre alma inocente, ¿qué te habían hecho esos idiotas?

—Ey, yo no te haré daño —Me senté a su lado y le di una galleta la cual tomó temeroso—. No entiendo porqué te dicen chinito si se nota que eres coreano, tal vez es porque mi hermana mayor ve mucho esas telenovelas de tu país que puedo diferenciarte. Oye, ¿puedo llamarte ojos de bambi?

—No, no. Jungkook —susurró, comiendo. Sus palabras sonaban un poco raras.

—Ya lo sé, pero es complicado. Ese será tu apodo ya lo decidí. Y si esos te vuelven a molestar, dímelo y yo me encargo —dije y el asintió con su cabeza—. No hablas mucho español, ¿verdad?

Él negó con la cabeza.

—Entonces yo te enseño y te protejo, no te alejes de mí. ¿Entendiste, Yuncooc?

—Sí.

—Muy bien, listo me saliste. Toma, come otra galleta —Le sonreí y él también lo hizo. Llevé mi mano a su cabello para desordenarlo. De repente él me miró y arrugó su frente.

—Nombre. No sé.

—¿Cuál es mi nombre? —pregunté señalandome y él asintió—. Sally, mi nombre es Sally. ¿Te gusta? No es tan raro como el tuyo, pero creo que el mío es genial. ¿Tú piensas lo mismo, Yuncooc?

Él parecía estar pensando en mis palabras. Tal vez le había hablado un poco rápido.

—No sé.

—Está bien. No problem —dije restandole importancia con mi mano, pero él parecía más confundido—. ¿Tampoco puedes con el inglés? —Él se puso tímido y no dijo nada—. Rayos, Yuncooc, no me lo pones fácil. No importa. Aprenderás español sí o sí conmigo. Ya verás.

Él parecía estar más distraído comiendo su galleta que en lo que le estaba diciendo.

No podía negar que me causaba ternura.

—Oye —Le pinché el hombro con mi dedo, llamando su atención—. Ya lo decidí, yo seré tu eterna y mejor amiga, ¿De acuerdo, ojos de bambi?

—¿Eterna? —Su frente se arrugó de nuevo—. No sé.

—Pero ya lo decidí, así que a partir de hoy tú y yo seremos inseparables —Entrelazé mi brazo con el de él como si fuéramos amigos de toda la vida. Él extendió su otra mano pidiendo otra galleta, eso me hizo sonreír—. De acuerdo, come.







Besos a JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora