Capítulo 53: La quiero pero no la quiero

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La voz de Annabeth me obligó a abrir los ojos.

"Ves la pelota? ¿Quieres la pelota, Cerbero? ¡Siéntate!"

Cerbero se veía tan petrificado como lo estábamos nosotros. Sus tres cabezas se inclinaron hacia los lados. Seis narices dilatadas.

"¡Siéntate!" Annabeth llamó de nuevo.

Estaba segura de que en cualquier momento ella se convertiría en la galleta para perros huesos de leche más larga del mundo... Su sacrifio me sacaría con vida de aquí...

"Vamos chico! Quieres la pelota?",grité mientras corría atrás de Annabeth. Lo sé cobarde de mi parte. Pero si se come a Annabeth y me salva la vida será matar dos pájaros de un tiro.

Pero como nada sale como quiero, Cerberos lamió sus tres conjuntos de labios, se movió sobre sus patas traseras, y se sentó, inmediatamente aplastando a una docena de espíritus quienes estaban pasando por debajo de él en la línea de EZ MUERTE.

Los espíritus hicieron amortiguados silbidos mientras ellos se disipaban, como el aire fuera de las llantas.

Annabeth dijo, "¡Buen chico!" Ella le tiro a Cerbero la pelota.

La atrapó con su boca del medio. Era apenas lo suficientemente grande para que el la masticara, y las otras cabezas empezaron a golpear a la del medio, intentando conseguir el nuevo juguete.

"Suéltala." Annabeth ordeno.

Las cabezas de Cerbero dejaron de pelear y la miraron. La pelota estaba húmeda entre dos de sus dientes como un pequeño pedazo de chicle. El hizo un ruidoso, escalofriante lloriqueo, entonces soltó la pelota, ahora babosa y mordida casi hasta la mitad, en los pies de Annabeth.

"Buen chico." Recogió la pelota, ignorando la baba de monstruo que la rodeaba por todos lados.

Ella se giró hacia nosotros. "Váyanse ahora. Por la línea EZ MUERTE, es más rápida."

"Pero...", Percy iba a protestar así que no lo pensé mucho y lo tome del brazo jalandolo conmigo.

Cerbero empezó a gruñir. "¡Quédate!" Annabeth le ordenó al monstruo. "¡Si tu quieres la pelota, quédate!" Cerbero gimió, pero se quedó donde estaba.

"¿Qué hay de ti?" le pregunto Percy a Annabeth mientras la pasábamos.

"Sé lo que estoy haciendo, Percy," murmuró. "Al menos, estoy bastante segura..."

Grover y yo caminamos entre las piernas del monstruo, arrastrando a Percy.

Por favor Annabeth, recé. No le digas que se siente de nuevo. Lo conseguimos. Cerbero no era ni un poco menos aterrador visto desde atrás.

Annabeth dijo, "¡Buen perro!" Ella sostuvo hacia arriba la pelota roja hecha jirones, y probablemente llegó a la misma conclusión que yo, si ella recompensaba a Cerbero, ahí no quedaría nada más para ningún truco.

Ella tiró la pelota de todos modos. La boca izquierda del monstruo inmediatamente la agarró, solo para ser atacado por la cabeza del medio, mientras la cabeza derecha se quejó en señal de protesta. Mientras el monstruo estaba distraído, Annabeth caminó a paso vivo debajo de su barriga y se unió a nosotros en el detector de metales.

Estábamos a punto de huir a través de la línea EZ MUERTE cuando Cerbero gimió ruidosamente de sus tres bocas.
Annabeth se detuvo. Ella se volteo para encarar al perro, que había hecho un giro de ciento ochenta grados para mirarnos.
Cerbero jadeaba expectante, la pequeña pelota roja en pedazos en un charco de baba a sus pies.

"Buen chico," Annabeth dijo, pero su voz sonaba melancólica e insegura.

Las cabezas del monstruo se voltearon a ambos lados, como si estuvieran preocupadas por ella.

"Les traeré otra pelota pronto," Annabeth prometió ligeramente. "¿Les gustaría eso?" El monstruo gimió.

Yo no necesitaba hablar perro para saber que Cerbero todavía estaba esperando por la pelota.

"Buen perro. Vendré a visitarte pronto. Yo... yo lo prometo." Annabeth se volteo hacia nosotros.

"Vámonos." Grover y yo nos empujamos a través del detector de metales, el cual inmediatamente gritó y prendió luces rojas parpadeantes.

"¡Posesiones sin autorización! ¡Magia detectada!" Cerberos empezó a ladrar.

Nosotros irrumpimos a través de la puerta EZ MUERTE, la cual tenía incluso más alarmas a todo volumen, y corrimos hacia el inframundo. Unos pocos minutos después, estábamos escondidos, sin aliento, en el tronco podrido de un inmenso árbol negro mientras los espíritus crueles de seguridad se hundían al pasar, gritando por refuerzos de las Furias.

Grover murmuró, "Bueno, Percy, ¿Qué hemos aprendido hoy?"

"¿Qué los perros de tres cabezas prefieren pelotas de plástico rojas sobre los palos?"

"No," Grover le dijo. "Nosotros aprendimos que tus planes realmente, ¡realmente apestan!"

Totalmente de acuerdo, a excepción de desconectarme, no quiero saber que sería de mi si sintiera el pánico de Percy con el mío.

Ahora esperábamos por que las almas crueles pasaran. Pretendí no ver a Annabeth limpiarse una lagrima de su mejilla mientras ella escuchaba el lloriqueo fúnebre de Cerbero en la distancia, anhelando por su nueva amiga.

Cuando hace ese tipo de cosas siento que la quiero, luego se comporta como una maldita y se me pasa.

La hermana de Percy Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora