Jacob x Arno

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Uno, dos, tres…

Jacob da la vuelta y comienza la cuenta una vez más, cruzando el pasillo a lo largo, luego, lo hace una vez más. Cuenta sus pasos para intentar mantener su mente concentrada en cualquier otra cosa que no sea lo que sucede en el interior de una de las salas, a varios metros de él. Entonces, su marcha se ve interrumpida por algunas personas; Evie quien lo sujeta amablemente del hombro, Charles Dorian, dándole pequeñas palmadas en la espalda con aire paternal y a una distancia prudente Ethan, a quien sigue sin hacerle gracia alguna la situación. Su hijo es demasiado joven y descuidado para ser padre. Aún no está listo para algo así; dijo varias veces, pero a Jacob poco le importó, tanto él como Arno estaban encantados y asustados en partes iguales con la noticia.

Delicadamente, el más joven de los Frye, se aparta de ambos y continúa desplazándose a lo largo del pasillo como un alma que vaga sin descanso. Un mal presentimiento estruja y se clava como un puñal en su corazón, siendo que debería ser uno de los días más felices de su vida. Pero no es así. Estaría seguro que se trata sólo de su mente jugandole una mala broma, pero puede observar de reojo como Charles tiene un semblante decaído mientras se sienta en la sala de espera. Ambos saben que algo no va bien aunque no tengan idea de que sea.

Termina por ir a sentarse al lado de su suegro, con los codos apoyados sobre sus rodillas y la cabeza inclinada, jugando nerviosamente con sus manos. La espera le resulta eterna hasta que aparece el médico.

Al parecer todo estaba bien, eso aseguró, y Jacob podía pasar a ver a Arno y a su pequeño, un varón que, según el médico, contaba con una excelente salud, cosa que tranquilizó en parte al inquieto padre primerizo, que, en poco tiempo se levantó de su asiento y siguió al médico hasta la habitación donde su pareja se encontraba, abrazado de su pequeño.

—Te ves terrible…

Murmuró Jacob con una nota de humor, aunque no mentía; unas grandes ojeras enmarcaban sus ojos castaños, algunas perlas de sudor afirmaban su frente y estaba notablemente más pálido que de costumbre, dándole un aspecto enfermizo. El francés soltó una risita y negó.

—Veamos cómo estarías tú luego de ocho malditas horas de labor de parto.

Respondió Dorian mordaz como siempre, pero en voz baja, procurando no despertar al pequeño que descansaba entre sus brazos; Jacob se acercó un poco más y besó la frente de su pareja y luego dedicó toda su atención al pequeño niño, maravillado por su semejanza con Arno y por su aspecto delicado.

—¿Quieres sostenerlo?

El británico negó inmediatamente, alarmado con sólo la idea de lastimar a su primogénito, pero Arno de inmediato le brindó una cálida sonrisa para apaciguar sus inquietudes. Con cuidado, Dorian acomodó el brazo de su pareja, y colocó al pequeño varón sobre este, procurando no moverlo demasiado brusco.

Jacob sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas ante la emoción de sostenerlo.

—Lucen encantadores juntos… ¿Sabes? Creo que serás un excelente padre, Jake…

Dijo el francés con una débil sonrisa, extendiendo una mano para sujetar la mano que Jacob tenía libre, y este,  dejó de mirar a su hijo, cuando notó como su agarre se debilitaba de poco a poco, sumado a esto, como el monitor cardíaco disminuía su ritmo.

—¿Arney? ¿Babe? ¿Love?

Movió ligeramente a Arno, quien tenía ya los ojos cerrados, Entonces, fue cuando se percató de la gran mancha de sangre que teñía las blancas sábanas, y aunque claro, llamó a los médicos, poco hubo que hacer.

Cuando Jacob terminó de hablar con el médico, Ethan Frye se acercó a su hijo y nieto, dejando de lado su orgullo y su molestia, abrazandolo, aunque Jacob se apartó de él, encaminandose más bien a donde Charles para poder darle el pésame y estrecharlo en un abrazo, después de todo, él había actuado más como un padre de lo que Ethan jamás había hecho.

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