Shay × Gist

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Shay estaba cansado, del trabajo, la rutina, y sobretodo, de su matrimonio. Los primeros dos años casado con Haytham habían resultado los más felices de su vida; usualmente tenían tiempo para todo, y luego Haytham simplemente situó en primer lugar su trabajo antes que cualquier otra cosa, a lo que Cormac intentó mostrarse comprensivo, después de todo, también tenía un trabajo bastante demandante, pero aún así, siempre buscaba hacer algo de tiempo para su esposo.

Ya en meses anteriores, había despertado el interés en uno de sus compañeros; Gist, quien en más de una ocasión le había invitado por unos tragos, oferta que siempre declinaba, pues se consideraba a sí mismo un esposo fiel, aún sino tenía la certeza de que Haytham lo fuese.

Entonces simplemente no pudo más con la situación; las noches se volvieron de lo más monótonas; Kenway llegaba bastante tarde del trabajo y apenas cruzaban algunas palabras en la cena, Shay preguntaba por su día, aún si en realidad ya no le interesaba saberlo, luego dejaba a Haytham para que siguiera trabajando desde casa y se iba a la cama a esperarlo, quedándose dormido a lo largo de la espera, y por las mañanas se encontraba incómodamente solitario en la gran cama.

Gist por el contrario, cada mañana se acercaba a su puesto de trabajo a saludar con una gran sonrisa; una que sólo aparecía cuando observaba a Shay. Pasaban un rato conversando en los descansos y, al salir, caminaban un par de calles juntos.

—Entonces... ¿el siguiente fin de semana?

Preguntó Gist con cierta ilusión, mirando de reojo a Shay, ansioso porque esta vez el irlandés no lo fuera a rechazar.
Se recordó a sí mismo una vez más que era un hombre casado, aún si la idea ya no le producía la misma emoción que antes, y pese a que su conciencia y cada parte racional de él, suplicaba porque rechazara una vez más a Christopher, no fue así.

—Claro, el sábado por la tarde...

Entonces, otra novedad surgió. Shay extendió los brazos, dispuesto a recibir un abrazo de su amigo, en el cual pudo sentir, con el corazón amenazando con salir de su pecho, como Gist hundía suavemente la nariz en su cuello. ¿desde hacía cuanto Haytham no hacía algo así? Fue lo primero que se preguntó.

—Bueno yo... supongo que debería irme...

—Sí, yo... igual...

Aunque Shay realmente no quería hacerlo. Se separaron del cálido abrazo, aunque Gist dejó las manos sobre los hombros del irlandés; este por su parte, intentó quitarlas, aunque lo único que sucedió, fue que ambos se quedaron con las manos entrelazadas, y los ojos clavados en los contrarios.
Y quizá, de no haber sido por Jhonson, Shay hubiera dejado de lado el estar casado; pues de no ser por su irritante amigo acercándose a interrumpir, estaba seguro de que hubiese besado a Gist.

Para esos momentos, su corazón y mente ya no obedecían a Haytham, sino que se encontraban deseando a Christopher Gist en su lugar.

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