Shay × Haytham

333 24 1
                                    

Cuando salió a la venta el siguiente número del Times, Shay estaba bastante sorprendido, especialmente, porque su esposo jamás le mencionó nada al respecto sobre ser el nuevo rostro en la portada de la revista; pero ahí estaba, sujetando el ejemplar entre manos, sentado al borde de la cama, pues no hacía ni diez minutos que acababa de despertar, y la noche anterior estaba lo suficientemente cansado como para sentarse a leer; simplemente el sueño le había vencido tras un largo día de trabajo en el puerto.

La semana le había resultado terriblemente aburrida, especialmente por el hecho de que Haytham estaba fuera, atendiendo algunas negociaciones en Londres, y para peor suerte, le aguardaba una semana más así.
De momento se tuvo que conformar con admirar a su pareja en la fotografía; cada detalle de Haytham Kenway le enloquecía; pero había dos cosas en particular que más le agradaban. La primera, esa inquietante mirada azul, con la cual siempre parecía estar estudiándolo, y aunque en un inicio le incomodaba, terminó por acostumbrarse; la otra cosa que a Shay le fascinaba de su esposo, era la manera en que su traje azul, hecho a la medida, se ajustaba a su cuerpo.

El irlandés no supo en que momento comenzó a fantasear con ese traje azul con el que Haytham aparecía en la revista; sólo supo que el calor de su cuerpo fue en aumento al imaginarse a Kenway sin este.

Afortunadamente Haytham había arreglado todas sus negociaciones una semana antes de lo previsto, y casi de madrugada había tomado el vuelo de regreso; aunque no quiso avisar a su adorado esposo, quería sorprenderlo.
Y, efectivamente lo sorprendió, aunque no como esperaba; al llegar a la habitación se quedó contemplando como Shay estaba recostado al centro de la cama, con los ojos cerrados, su diestra acariciando sin pudor alguno su prominente erección y con la zurda atendía sus tetillas; también llamó la atención ver una revista cerca, pues no sabía que Shay era del tipo de persona que comprase esas cosas.

—Haytham...

En un inicio se creyó descubierto, pero no. Al menos le confortaba saber que era el principal objeto de las fantasías del menor.

—Recién me entero que te excita leer sobre economía.

Dijo Haytham en tono burlón al acercarse un poco más y ver la revista; claro, esperaba que su pareja tuviera el número más reciente de Play Boy y no del Times sobre la cama. Shay de inmediato abrió los ojos, y su primer instinto fue cubrirse con la sábana; aunque realmente la tela no ayudó mucho a ocultar nada.

—Sí, bueno... quizá, un poco...

Tartamudeó con torpeza, aún apenado de que Kenway le hubiese descubierto; el inglés simplemente dejó sobre la mesita de noche la revista y decidió unirse a su esposo en la cama; apartando la sábana para poder atenderlo él mismo, mientras permitía a Shay despojarlo de su camisa.

Assassin's Creed One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora