**Mario x Ezio x Federico

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***ADVERTENCIA: INCESTO***  (así que si te molesta, puedes pasar de la lectura) 

Dedicado a mi maravillosa kuin: Slinkyshadowss



—Felicidades, supongo que ya estás feliz ¿no? —Ezio miró con el ceño fruncido a su hermano mayor mientras este sonreía con aire burlón.

—Oh, venga, pasar el verano en casa de Mario no será tan malo... —La voz de Federico intentaba sonar animada, aunque realmente no estaba seguro de que tan bueno sería alejarse de la ajetreada vida en Florencia para hacer "trabajo de campo" en casa de Mario.

—Claro... no podría salir nada mal, porque no es como que papá y él no hayan cruzado palabra en los últimos... ¿qué? ¿Quince años? — El mayor de los hermanos Auditore tragó en seco, sí, la última vez que habían visto a Mario había sido en el hospital, el día en que Claudia había nacido, y a esas alturas ya no tenía una imagen muy clara del rostro de su tío; el que no hubiera fotos familiares donde apareciera él tampoco ayudaba mucho. Sólo recordaba vagamente que Mario Auditore era un hombre muy alto y serio, y robusto en comparación a Giovanni.

De cualquier manera, Federico quería creer que su padre, colérico, no hablaría en serio sobre echarlos de casa por casi un mes.

*

El día previo al inicio de las vacaciones de verano, Giovanni parecía igual de firme como el día en que había dictado el castigo a sus hijos mayores, y el día se había ido en hacer un par de maletas, cuando Federico pidió prestado a Petruccio su game boy para pasar el rato estando en Monteriggioni, Giovanni se echó a reír con fuerza, e insistió en que no tendrían tiempo suficiente para aburrirse.

A las seis de la mañana del día siguiente, ni bien se comenzaron a asomar los primeros rayos del sol cuando Ezio y Federico se encontraban en el asiento trasero del automóvil, con Giovanni al volante, con un semblante amenazadoramente apacible; ninguno de los dos jóvenes tuvo el valor de hacer alguna broma durante el camino o de decir palabra alguna siquiera, esperanzados a que su progenitor cambiara de opinión al último minuto.

No fue así.

Cuando bajaron del vehículo, Giovanni no les dio tiempo de al menos estirar las piernas, solo abrió la cajuela e indicó con un movimiento de cabeza que bajaran todo.

—Padre... —el tono de Ezio era bastante dócil, aunque el mayor ni siquiera lo miró a los ojos, de hecho, estaba intercambiando algunos mensajes con el propio Mario.

—Ya los están esperando.

Con esto último Giovanni Auditore regresó a su auto, antes de marcharse, sin abrazos o palabras de despedida; aún estaba furioso con sus dos vástagos como para eso, y quizá un mes sin ellos sería bastante bueno; al menos no recibiría llamadas en la madrugada de que sus dos hijos estuvieran causando disturbios por los bares de la ciudad.

*

Entraron en lo que parecía un pequeño y pintoresco pueblo, aunque bien amurallado, y al llegar, quedaron impresionados por el gran tamaño de la casa, pero más aún por el aspecto de Mario Auditore, que aguardaba a su llegada. Su semblante era tan serio como el del propio Giovanni, pero había algo en él que resultaba inquietante, y era esa cicatriz que atravesaba por su rostro, claro el hombre era veterano de guerra, era lo menos que se podía esperar. Ezio se adelantó, y saludó al mayor, con voz temblorosa, intimidado por el hecho de que Mario era considerablemente más alto que él o su hermano.

*

—Mierda... —Masculló el menor, habían pasado solo cinco días y estaba seguro de no poder más; cuando Giovanni mencionó "ir a trabajar" a la Villa Auditore, esperaba hacer trabajo administrativo o contable, como lo que hacía Giovanni en el banco; lo último que imaginaba era que, a las afueras del pequeño pueblo su tío contara con una cantidad ridícula de caballos, y de terreno listo para ser arado y sembrado. Esa tarde el caballo favorito de Mario había escapado por un descuido de Federico, y él había tenido que correr tras el equino más de una hora intentando montarlo para llevarlo de regreso a la caballeriza.

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