Jacob × Arno

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Jack estaba sentado, con el ceño fruncido atento a cuanto Jacob hacía; el mayor, por su parte, parecía bastante centrado en su labor, con el ceño igualmente fruncido y en silencio, cosa rara en él. El silencio entre ambos se vio roto por unas pequeñas pisadas y otras más pesadas.

—Dile a papá que deje el libro… —protestó León, señalando con su regordeta mano a su padre, quien no levantó la vista ni la crayola del dibujo, no cuando estaba a punto de terminar el dibujo de Bob Esponja y cuidaba no salirse del borde.

Arno soltó una risa entre sus somnolientos bostezos, negando. Aún no eran ni las nueve de la mañana y su hijo ya había ido a despertarle.

—Mon amour, creí que habías comprado el libro de colorear y las crayolas para los niños… déjalos que se diviertan, después te compraré otro a ti.

Jacob hizo un puchero pero se levantó del taburete y dejó la crayola encima del libro.

—Lo siento, desperté temprano y no sabía qué más hacer…

El inglés se acercó a su esposo y dejó un suave y casto beso en sus labios antes de tomar al menor de sus hijos y subirlo encima del taburete, besando su frente.

—Sabes qué "hacer" si te levantas temprano, Jake.

Arno sonrió con complicidad a su esposo, este sintió sus mejillas enrojecer sutilmente al entender a lo que se refería.

—No quería despertarte, anoche te veías bastante cansado, babe. Y bueno… no sabía que colorear a Bob Esponja podía ser tan divertido…

La suave risa del francés inundó la cocina, negando.

—Haré el desayuno ¿Alguna petición?

Jacob había regresado a la mesa, sentándose a la izquierda de su hijo mientras Jack lo hacía a la derecha. No obtuvo respuesta, pues sus tres hombres se encontraban bastante concentrados en dar color a la mascota de la esponja. La imagen le resultó enternecedora, pues, en ocasiones, estaba seguro de no tener 2 sino 3 pequeños en la casa.

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