Arno × Kadar

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Dedicado a: miyuuki_flowright

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El día está algo frío, así que salió del departamento que compartía con su hermano y su cuñado usando una sudadera blanca con algunas partes en gris, subió la capucha hasta que esta le cubrió una tercera parte del rostro. Caminaba en silencio, y con rapidez, deseoso de poder volver pronto a la calidez del departamento, tras casi un cuarto de hora entró a la panadería, sonriendo ampliamente ante el aroma del pan recién horneado, eso y que hacía mucho más calor que en el exterior.

Antes de que pudiera acercarse a elegir que llevaría para su hermano siente como unos brazos le rodean desde atrás.

—Bonjour, mon chéri.

En cualquier lugar podría reconocer esa voz y ese acento, sin muchas demora, se gira en brazos de su captor y planta un beso en su mejilla.

—Buen día, habibi.

El francés suspira ante el beso del menor, delicadamente acaricia sus mejillas con los pulgares y frunce ligeramente  el ceño al comprobar que la piel de Kadar está algo fría. El momento entre la pareja se ve interrumpido por un carraspeo.

—Si Romeo y Julieta ya terminaron de darse amor ¿podría Julieta venir y ayudarme a sacar el pan del horno?

Kadar se echa a reír al ver a Jacob, siempre  con su tono bromista y jovial, dispuesto a molestar a Arno a la primer oportunidad. El francés alza una ceja, fingiendo sentirse ofendido, pero termina dejando a Kadar para que elija lo que llevará, y por su parte, va a ayudar a Jacob antes de que el inglés haga algo torpe y acabe con las manos quemadas.

—Por cierto, mon chéri ¿estás nervioso?

Pregunta Arno una vez que ha sacado el pan del horno y se acerca al chico de brillante mirada celeste.

—¿Nervioso de que Malik ya no me deje salir a comprar el pan? No, para nada.

En realidad, si estaba algo nervioso de que, luego de poco más de un mes y medio, Malik, su hermano tiende a ser algo… sobreprotector con él, así que imagina la situación; Arno pidiendo permiso para poder salir juntos y a Malik, generosamente lanzando a la cara del francés, una copia del Álgebra de Baldor y el Quijote unidos con cinta gris.

—Bueno, si Malik no va a dejarte salir, entonces yo tendré que ir hasta tu casa y colarme por las noches.

Insinuó aquello con una sonrisa y se inclinó hacia él joven árabe para poder capturar sus labios en un beso, dulce y bastante casto.

Jacob está seguro que necesitará una inyección de insulina luego de ver tanta melosidad entre la pareja; para distraerse, comienza a guardar en una bolsa de papel el pan que el menor de los Al-Sayf ha elegido.

Kadar toma la bolsa bastante agradecido y le paga a Jacob; se despide de Arno y finalmente se dispone a salir, ha tardado un poco más de lo debido, y no quiere que Altaïr le haga burla sobre quedarse coqueteando con el panadero francés.

—Aguarda…

La voz de Arno hace que se quede a la mitad del camino entre el mostrador y la puerta. El francés saca una caja que había reservado especialmente para Kadar y se la entrega, sólo con la condición de abrirla hasta llegar a casa.

Y así lo hace. Al entrar al departamento deja el encargo sobre la mesa y va directamente a su habitación para destapar la misteriosa caja.

Son macarons. Eso y una breve nota en francés.

Arno sin duda, sabe que el primer paso para conquistarlo, es con esos postres franceses.

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