Helpless | Peter Parker

━ chapter twenty six: everyone can sees the truth except you.

xxvi. hay sentimientos que ninguna lógica puede comprender.

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N U E V A Y O R K.
Midtown School of Science and Technology,
Manhattan.
8:30 p.m.
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Peter Parker era una persona tímida por naturaleza. Y ya se había acostumbrado a esa facilidad suya para avergonzarse y ponerse nervioso. Los nervios ya formaban parte de él, junto con los tics que solían acompañarle y los cuales ya replicaba inconscientemente por puro reflejo. Además de que no podía evitar sonrojarse por nada y como su piel era extremadamente blanca la mayoría de veces parecía un tomate, aunque lo que le hubieran dicho fuera una estupidez. Lo cual le delató por completo cuando hace unos meses, Hazel Nightshade le cuestionó en medio del pasillo si le gustaba su prima. Obviamente, él lo negó en rotundo pero su sonrojo solo por pensar y escuchar aquello hizo que la chica ignorara sus palabras y creyera haber confirmado sus sospechas.

Le había cogido mucho cariño a Selene Morgan, eso era algo que debía admitir. Y contra todo pronóstico, habían conectado de forma muy peculiar. Ella era la única persona con la que podía hablar de absolutamente todo, a diferencia de su tía May o su mejor amigo Ned Leeds, sabía que ella nunca lo juzgaría. Al contrario, siempre parecía comprenderle y saber lo que necesitaba a la perfección. Tal y como había demostrado cuando le habló detalladamente sobre la muerte de su tío Ben. De hecho, de alguna forma tenerla a su lado aún después de desahogarse con ella sobre aquel suceso, le ayudó a sobrellevarlo mejor y pasar página definitivamente. Por fin sentía como había dejado atrás el dolor, simplemente evocando nostalgia y amor cuando algún recuerdo con el hombre que le crio aparecía por su mente.

Si le hubieran dicho a principios de curso, cuando su instinto le avisaba de que era una amenaza, que aquella chica de cabellos rubios iba a convertirse en su mejor amiga, no lo hubiera creído. Pero era así, ella se había convertido en una pieza fundamental en su vida y en un apoyo incondicional. Y la quería, por supuesto que lo hacía. Pero no de la manera en la que Hazel pensaba. Sí, ella tenía razón en sus argumentos. Desde que Selene había llegado al instituto, él la observaba cada vez que podía. Pero no para admirarla, sino para vigilarla. Porque hasta que no tuvo las cosas claras sobre qué tipo de persona era ella, su actitud serie y fiera hizo que su instinto la tomara como una amenaza. Pues considerando la extrema astucia e inteligencia de la chica, y el secreto que ahora él debía proteger no podía arriesgarse que descubrieran su identidad, solo por intentar ser amable con una chica que nunca antes había visto en su vida. También debía admitir, que aún después de aclarar sus diferencias y que todas las dudas sobre su persona se disiparan al mismo tiempo que comenzaban una ya sincera amistad, siguió mirándola de reojo a veces, por los pasillos o en algunas de las clases que compartían juntos cuando sabía que nadie podía darse cuenta. Pero ya era más por costumbre, inercia o como un autoreflejo que porque realmente se sintiera atraído por ella.