Chapter Twelve: Haru.

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Narrador Omnisciente.

Nuestros protagonistas, luego de varios días, llegaron a las chocobertizas... a pie.

—Pidámosle ayuda a Ardyn.— Sugirió Prompto en medio de la conversación.

—¿Has perdido la cabeza? Ese tipo quiere asesinar a Noctis.— Habló la albina, quien la noche anterior tuvo un sueño premonitorio que mostraba a Ardyn y Noctis peleando en la desierta ciudadela, ambos con todas las armas ancestrales a su favor.

—______ tiene razón, Ardyn es parte del problema, no la solución.— habló Ignis esta vez. Los chicos siguieron con esa conversación hasta que el rubio divisó a aquel perro negro, perteneciente a Lunafreya.

—Hey, es Umbra.— Los cinco comenzaron a seguir al animal y fue entonces cuando encontraron detrás de un árbol a Gentiana, ella tuvo una conversación con Noctis pero hubo una frase que a _____ le llamó la atención.

—Al forjar el pacto, Oráculo y Sello aguardarán al Rey allá donde las aguas son ciudad.— Se refería a Altissia. —No erres la senda.— Y fue entonces donde la mujer pelinegra miró fijamente a la albina de cabello corto y finalmente desapareció.

—Es una legatoria.— Empezó Ignis. —Un alma que sirve al Oráculo.—

—Ah...¿En serio?— Prompto hizo una carita muy tierna a los ojos de la albina, que aún no decía palabra alguna.

¿A que se refería Gentiana con que "No erre la senda"? ¿Y por qué la miró fijamente? ¿Se refería su amorío con el príncipe? ¿O quizá a algo más?

La mujer salió de sus pensamientos al ver como su novio se agachaba y tomaba aquella libreta que Umbra cargaba. Rodó los ojos y lo vio escribir y dibujar en aquel cuadernillo.

"Pido a los Sidéreos por ti, Noctis." Alcanzó a leer.

"Recibí el fulgor gracias a ti, Luna." Fue la respuesta del príncipe que obviamente la albina leyó también.

Los ojos de la mujer, anteriormente castaños, ahora adoptaban un color rojo, como si su actitud cambiase totalmente, y de pronto la katana blanca que estaba en sus manos fue reemplazada por aquella majestuosa guadaña.

•¡Ja! ¿Gracias a ella? Que yo sepa, ella no estaba luchando contra imperiales e intentado cortarle el brazo al Sidéreo de tierra.•

Fue lo que pensó la mujer.

Claro que los únicos que notaron lo de sus ojos y el cambio de arma fueron Prompto, Ignis y Gladio.

Al parecer, Noctis estaba ocupado aún, diciéndole palabras al pequeño animal que pareciera escucharlo atento.

—Que Luna sepa que estoy bien y que siento hacerla esperar. Pronto estaremos juntos.Y esa fue la gota que colmó el vaso.

—Vayan por el fulgor de Lamú.— Habló la peliblanca, totalmente cegada por la furia. —Tengo cosas que hacer.— Y eso fue lo último que dijo antes de tomar su teléfono y hacer una llamada que los cuatro chicos pudieron escuchar.

—Haru.— Comenzó a hablar la mujer mientras caminaba, dándole la espalda a los chicos que la miraba curiosos, sobre todo Noctis al oír ese nombre. —Nos vemos en Hammerhead.— Dijo para luego callar por unos segundos y soltar una risita, finalmente cortó y ni se molestó en darse la vuelta para mirar a sus compañeros.

La mujer comenzó a correr camino a la carretera y, los tres chicos que vieron el cambio en sus ojos miraron molestos a Noctis.

—¿Dije algo malo?— El pelinegro, que al parecer no entendía que ocurría, no recibió respuesta alguna... al menos hasta que Gladio se hartó de su actitud.

Pacify Her [Noctis Lucis Caelum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora