Chapter Sixteen: Lunafreya.

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Narrador Omnisciente.

Luego de que nuestra protagonista llegase al hotel, los chicos la llenaron de preguntas, puesto que se demoró muy poco. Sin embargo la chica no ocultó nada, le contó todo a los chicos quienes la miraron impresionada, sobre todo Ignis, quien estaba orgulloso de que la menor del grupo tomara una decisión tan arriesgada. 

Crearon un plan para poder llevarlo a cabo a la perfección, luego todos se dirigieron a sus respectivas camas y durmieron, a excepción de dos amantes que seguían hablando entre ellos.

—Es sorprendente que te alíes con Luna.— Sonrió el pelinegro. —Me alegra que resolvieran todo.— Apegó a la albina a su cuerpo. 

—Si, también a mi.— Sonrió. —Te prometo que la mantendré a salvo, ella definitivamente no morirá.— Besó los labios de su chico.

—Me encanta lo valiente que eres.— La besó nuevamente. —Te amo ¿Lo sabes?— La albina negó entre leves risas, solo audibles para su novio. —El día que estemos solos en una habitación, te demostraré lo mucho que te amo, por ahora confórmate con unos besitos.— Dijo el chico haciendo una cara bastante tierna ante los ojos de cualquier persona.

—Eres tan tierno, te quiero comer a besos.— Lo abrazó fuerte mientras repartía besos por todo su rostro.

—Oigan tortolitos, hay gente que desea dormir aquí.— Habló Amicitia, enfadado.

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Una vez que desayunaron, partieron a hablar con la primera ministra, que encantada les recibió en su residencia. Comenzaron a negociar la ministra y el rey, y ciertamente las cuatro personas que no participaban de la conversación estaban impresionados con lo bien que respondía Noctis, quien ha sabido imponerse como rey de Lucis y ha logrado unos términos óptimos.

Cuando salieron de aquel edificio, pusieron en marcha el plan, tres de ellos debían ayudar a los ciudadanos, por lo que Noctis y _____ serían los encargados de acabar con Leviatán, aunque la ministra no sabía que lo que en realidad haría _____ sería defender a Lunafreya a capa y espada... literalmente.

Los dos tórtolos fueron corriendo al lugar en donde Lunafreya daría su discurso, aunque estaba plagado de gente. La Oráculo por fin se asomó por el balcón, impresionando a cada persona que había ido a verla.

—Queridos amigos. Les hablo con la esperanza de que las palabras que hoy pronuncio vayan más allá de estos muros.— Miró a los dos jóvenes, quienes a simple vista se notaban cansados, se abrían paso entre la gente y reían, la Oráculo sonrió. — Lenta, pero inexorable, la luz se va apagando en nuestro mundo.— Suspiró. — Y, a su marcha, las sombras se alargan y acabarán cubriéndolo todo en tinieblas. Unas tinieblas que oscurecerán nuestros corazones con el miedo, el odio y la pena.— Miró a la albina, quien seguía apegada al brazo del príncipe. —Las cenizas de Lucis... Un sueño de paz tornado en una pesadilla de muerte y destrucción, en donde se cobraron innumerables vidas y torturó a tantas otras.— Una vez más dirigió su mirada a la pareja, la mujer lloraba en silencio, el príncipe derramaba una lágrima que traviesamente escapó de sus ojos.

—Luna...— Susurraron aquellos amantes.

—Pero yo los encomiendo a no rendirse ante la adversidad. Tengan fe, pues los Sidéreos nos amparan.— Sonrió de manera casi invisible. —Su bendición, el fulgor de las estrellas que brillan en las alturas, protegerá nuestro mundo de los terrores de la oscuridad. Hoy estoy ante ustedes en Altissia para invocar a Leviatán, Sidérea de las Aguas y Señora de las Profundidades.— La gente comenzó a murmurar. —Me comunícate con ella mediante el rito sagrado. Pero antes, acepten mi solemne promesa. Como Oráculo que soy, no descansaré hasta que se disipe la oscuridad del mundo y se restaure la luz.— Todos comenzaron a aplaudir, cierta pareja, también lo hacía, solo que acompañados de lágrimas. —Benditos sean.—

Pacify Her [Noctis Lucis Caelum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora