Me limpié las manos en el blanco mantel, ensuciándolo de aceite de las patatas. Austin me miraba ya menos enfadado. Las preguntas empezaron.
- ¿Qué hobby tienes?
- No tengo hobbys, pero si joder a mi hermana se considera como uno... -reí de imaginarme a mí chinchando a Amber. <<Qué tiempos.>>
- ¿Qué superpoder tendrías?
¿Pero qué mierda pregunta es esa?
- Hum... - Pensé sin saber qué decir. Nunca me lo había planteado.- Pues no sé, supongo que tener rayos X, pero solo cuando yo quisiera. Porque imagínate que ves a un hombre gordísimo... -Hice una arcada sólo de imaginármelo con tanga. Aus se rió por mi respuesta.
- ¿Cuál es tu palabra favorita?
- Joder o mierda- Dije obvia. Siempre decía esas palabra.
- ¿Cómo te describirias?- Preguntó curioso.
-Una chica libre y loca.
- No te lo discuto. -Dijo riendo. Bajó la mirada hasta debajo de la mesa.- ¿Qué animal te gustaría ser?
- Sería un petaurus. -Dije convencida.
-¿Un qué? -Preguntó extrañado con el ceño fruncido.
- Es como una ardilla voladora que come mucho azúcar y son la hostia -justifiqué riéndome. Esos bichos son los putos amos de la selva, tendrían que reinar en el mundo animal.- Vuelan por ahí como el puto Batman y si la chica se queda embarazada, solo tarda 16 días de embarazo. Nada de 9 coñazos meses con un bebé dentro. Además, su nombre es como, petataurus, vamos que lo peta.
- Vale... es la respuesta más rara que me han respondido. La gente normal suele responder: un perro, un delfín, un gato.
- Pero si yo no soy normal. ¿Aún no te habías dado cuenta?- Dije irónica. Alzó la mirada nuevamente de debajo de la mesa. <<¿Pero qué mierda?>> - Austin, ¿qué haces debajo de la mesa?
Austin se rió por mi expresión. Soy una mal pensada. Sacó sus manos del mantel, mostrándome su móvil en google, buscando 'preguntas para conocer a alguien'.
- Pero que hostia que tienes en la cara en serio -rodé los ojos cogiendo el móvil-. Tienes que tomártelo en serio -dije sonriendo y apagando su iPhone-. Ahora preguntas que se te ocurran a ti -le devolví el móvil y él se lo guardó a regañadientes.
- Está bien, está bien -sopló-. ¿Cuántos novios has tenido? -preguntó rápidamente.
Me reí con la pregunta mientras pensaba en una respuesta. ¿Cuántos novios había tenido?
A ver pues realmente no lo sabía. Había tenido muchos royetes pero nada serio. Normalmente eran para una o dos noches locas y luego desaparecían. Pero cuando tenía trece años tuve un novio así putón. Tenía dos años más que yo y fumaba y se drogaba, supongo que por eso fue que comencé a hacer lo que hacía. Después me di cuenta de que salía conmigo para burlarse de mí con sus amigos drogatas y le tiré el cigarro y la botella a la cara, y me fui a esnifarme heroína. Desde ahí solo he tenido royos.
- Unos.. tres -mentí y no sabía por qué lo había hecho, supongo que él habría tenido unas diez.
- ¿En serio? -preguntó asombrado, rodé los ojos. Retrasado.
- Sí, y antes de que preguntes, sí, eran normales -me reí nerviosa. Él me miró fijamente.
- Ah, me alegro -dijo cortamente-. Ahora no tienes novio, ¿no? -preguntó frunciendo el ceño.
- ¿Qué? No -me reí, solo me faltaba eso.
- Supongo que me lo hubieses contado -asiente con la cabeza a sí mismo.
- Bueno.. -me rasqué la cabeza.
- ¿Solo tienes una amiga? Es decir, ¿Caitlyn? -preguntó.
- Sí, las otras que he tenido siempre acaban huyendo o tirándose por un puente.
- ¿Qué? -preguntó asustado.
- Qué va, es broma. Nunca he tenido más amigas que Cait, en primaria éramos un grupo, sin embargo, las otras comenzaron a dejarnos de lado a las dos, no sé por qué -me encogí de hombros.
Nunca me había importado en lo más mínimo aquel asunto. Supongo que Caitlyn y yo nos hicimos mejores amigas y superamos a esas idiotas.
- ¿La quieres mucho?
- Bastante, aunque es un poco idiota a veces, pero es como mi hermana e incluso nos enfademos siempre vamos a estar juntas, lo sé -dije con ego. Caitlyn y yo íbamos a estar siempre juntas.
- Admiro vuestra amistad -admitió Austin.
- Bueno, ¡siguiente pregunta!
...
ESTÁS LEYENDO
Change (Austin Mahone Fanfic) Cancelada temporalmente
Novela JuvenilSalí apresuradamente de la discoteca con las bolsas saturadas de botellas alcohólicas. Mis manos sudaban y la adrenalina recorría cada espacio de mis venas. Las sirenas de los polícias resonaban en mis oídos y apresuraba el paso cada vez más. Busca...