¿Por qué tenía este presentimiento tan extraño en el corazón? ¿Acaso no debería estar muy alegre por las noticias de esta media mañana? ¿A qué se debe esta ansiedad incrustada en mi pecho? Quizá no es más que mi conciencia -para nada limpia- que tiene miedo a que Alexandra se entere de todas las cosas que estuve haciendo a sus espaldas para que lleguemos a este día en que por fin ella sería libre. ¿Cómo explicárselo? Por más que lo pienso no encuentro ninguna "explicación creíble" para las "cosas increíbles" que hice en todo este tiempo. Acaso mi gringuita entendería que yo fui quien puso de sobreaviso a Jack de que su -entonces- prometida lo estaba engañando en el mismísimo departamento que él le compró. ¡Sí! Fue por mi culpa que en esa tarde de diciembre fuésemos descubiertas por Kennedy. Alexandra jamás cuestionó que las cosas se hubiesen dado así. Supongo que dio por hecho que la casualidad "provocó" que Jack regresase varios días antes a Washington y sin avisar. O quizá le atribuyó la culpa a Ivy –a causa del despecho-, pero nunca de los nunca pasó por su mente que yo fui quien le envió correos anónimos a su prometido. Solo tuve que depositar la semillita de la duda en ese celoso para que explotaran sus dudas y así nos descubriese. Estoy de acuerdo en que no fue la mejor manera de que se diesen las cosas, pero fue la única que tuve a mi alcance. La otra posibilidad era que Alexandra rompiera con Jack de la forma más diplomática posible, pero yo siempre estuve segura de que él no aceptaría perder a su primera dama a menos que él mismo lo quisiese así.
Secretos... demasiados secretos como ese son los que me comen por dentro cada noche antes de echarme a dormir. No quiero seguir callándolos por más tiempo, pero confesárselos a mi novia sería lo mismo que romper nuestros lazos de amor. Ni siquiera la mismísima Ericka -que me conoce mejor que nadie en este mundo- me da la razón respecto a estas horribles decisiones que he tomado en todo este tiempo. El cuerpo se me estremece en solo pensar que Alexandra nunca perdonaría a todas mis mentiras. Ninguna decisión la llevé acabo por mi propio disfrute sino por ella... todo siempre se redujo a ella. A protegerla. A amarla.
- ¿Aló? ¿María Pía, hija, sigues ahí? -las palabras de mi mamá lograron sacarme del vacío mental en que me encontraba sumergida.
- Ss...sí, sí, mamá -me adelanté a responder-. Me quedé escuchando las noticias -mentí-.
- Ya me imagino todo lo que estarán hablando por allá, si aquí en Barcelona ya es todo un escándalo lo de ese infeliz.
En su voz noté rezagos de disfrute al igual a los que tuve en el primer momento en que Riley me avisó sobre el audio de Ivy, pero ahora yo no podía compartir la misma emoción que la de mi mamá.
- Por cierto, Mapi, luego de que todo esto pase y las cosas estén más calmadas para ambas, ¿aceptarían venir a Barcelona una temporada?
- Claro que sí, mamá -contesté de forma automática, ya que su propuesta en vez de evocar los sueños que siempre tuve con mi novia solo hizo que mis mentiras contaminaran a esas fantasías hasta convertirlas en crueles pesadillas-. ¿Quizá para mi graduación?
- ¡Qué mejor fecha que esa! Ya verás que setiembre llegará muy rápido y será el día más feliz para tu novia y tú. Mi María Pía toda una psicóloga y a poco de casarse.
Una fría lágrima enfrío a mi mejilla mientras que en mi mente se repetía una y otra vez esa pequeña frase de mi madre. Jamás creí que la oiría pronunciar con tanto orgullo que su única hija tuviese novia. La conozco lo suficiente para saber que no ha exagerado su tono ni que solo lo dice para quedar bien conmigo. Este debería ser un día feliz para nosotras, pero mi corazón sigue sangrando, desconfiado y tímido de lo que sucederá más tarde. ¿Por qué merezco esta tortura? Ya quisiera que fuese viernes por la mañana, separar las pestañas y descubrir que todo está igual o mejor que hoy. Incluso, me conformaría con solo tener a mi prometida a mi lado, sonriéndome y susurrando que me ama. ¿Pero yo tendría la mínima decencia para responderle a esos buenos y sinceros deseos? Mientras siga ocultándole mis malas acciones de todo este último año no podré corresponderle a su amor.
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Bad Girl
Romance¿Qué sucede si el día de tu pedida de mano una extraña te roba un beso? A Alexandra no le gustó, al contrario, odió con todo su corazón a María Pía. Pero el destino las volverá a juntar luego de ese incidente. Ambas son tan distintas como el día y l...