Q u i n c e (parte2)

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- ¡oh, claro! Lo siento - me bajo, mi subconsciente decía que corriera pero ¿qué sabía él? tuvo un ataque de pánico eso es todo.

- Gracias por traerme.

- No fue nada - se frotó la nuca con la palma de su mano derecha.

- Fue muy interesante saber más sobre usted, señor Dallas - Bromee.

- Oh, señorita Jones. Su vida no se queda atrás - me siguió el juego. Hizo una sonrisa de lado que hace que casi muera.

- Tengo que entrar, mi tía debe de estarse jalando el pelo de los nervios.

- Si, mejor entra antes de que se quede calva - reí.

- Claro.. Adiós Cameron - sonreí, para darme media vuelta y caminar hacia la puerta, la abrí.

- ¡Espera! -volteé y Cameron corría hacia mí - Solo.. quería.. - se frotó la nuca de nuevo, parecía que era un tic nervioso - quería desearte buenas noches - me sonrió, lo miré tierna.

- Gracias, Cameron. Buenas noches para ti también - le sonreí, me sonrió y su rostro se acercó al mio. Mi yo interna estaba como "¡Oh, Dios! Cameron si no te alejas moriré" "No puedo con tanto.. tú", cerré los ojos y lo próximo que sentí fue que puso su mano en mejilla derecha y un pequeño y sonoro beso en mi mejilla izquierda.

Abrí los ojos y el se alejaba de mí, me sonrió y se dió media vuelta yendo a su moto. Montarla, encenderla y arrancar a la usual velocidad que iba. Dejando una Halsey roja de sonrojo y una boba sonrisa.

- ¿Corazón? - escuché desde dentro de la casa.

- Si, soy yo tía - entré y cerré la puerta, para caminar a la sala en donde se encontraba ella leyendo un libro.

- ¿Qué horas son estas de llegar? ¿y sin mi permiso? - me miró severa.

- No te enojes - la miré inocente.

- Bueno, estaba preocupada ¿con quién andabas?

- Andaba con Cameron ¿De acuerdo?

- Ah, así que ese muchachito otra vez - me miró sobre sus gafas.

- Tía, por favor. Pensé que dirías algo como "Cameron, el muchachito que me salvó y mandará a tu padre a la cárcel" o algo por el estilo.

- Haya lo que haya hecho, sigue siendo un adolescente.. y creeme que los adolescentes a esa edad andan de calientes y con--

- ¡TÍA! - la interrumpí

- ¿Qué? Es la verdad, o a poco no - me miró incrédula.

- Si pero.. ¡ya hemos tenido esa plática! ¡Por favor, no me hagas sufrir de nuevo!

- Bien, ya. No exageres - volvió a su lectura.

- No lo hago, es la verdad - rodeé los ojos.

- No me ruedes los ojos - dijo seria.

- ¿Cómo lo.. - me interrumpí a mi misma.

- Te conozco al derecho y al revez - me miró y sonrió.

- Bueno ya - caminé hacia ella y me senté a su lado - ¿Qué era lo que me ibas a decir regresando de la prepa?

- Pensé que lo habías olvidado - suspiró, dejando su libro a un lado, me miró.

- Comienza - sonreí.

- Tu padre.. - comenzó - él dijo que venía por algo que por derecho "le pertenecía"- hizo comillas con los dedos y rodó los ojos, yo asentí - Bueno, la verdad es que no le pertenece por derecho a él.. si no, a ti - fruncí el ceño.

- ¿Cómo que me pertenece algo? ¿Qué es?

- Tu madre.. mi hermana, tenía una pequeña empresa de diseño de ropa. Ganaba muy bien, luego conoció a tu padre y se descuidó un poco. Pero el negocio seguía ahi, era un negocio muy bueno. Tu padre no hacía gran cosa, mas bien no hacia nada - suspiró - es y era un bueno para nada en aquel entonces - rió un poco - y bueno, al morir ella, esa pequeña empresa al no tener a alguien que la pudiera mantener, desapareció.

- ¿Y mi papá quería la empresa? - no entendía.

- No. El quería el dinero que había dejado esa empresa - me miró.

- Osea que ese dinero me pertenece.. ¿a-a mí?

- Todo ese dinero es tuyo - la miré incrédula.

- ¿Enserio? ¿y porqué no sabía nada sobre eso?

- Por que la herencia será tuya por derecho cuando cumplas 18, está en el testamento.

- Wow.. no lo creo.

- Créelo - puso una mano en mi rodilla.

- Creo.. creo que tengo que meditar un poco las cosas - la miré.

- Claro, ¿querrás de cenar algo?

- No, gracias - hice una mueca - que pases buenas noches - me paré y caminé hacia las escaleras.

- Y tu cariño - escuché mientras las subía.

Llegué a mi cuarto y lo que hice fué entrar al baño, despojarme de mi ropa y entrar a la ducha. Necesitaba relajarme y esto estaba funcionando. Enjabonaba mi cuerpo y lavaba mi cabello, era muy relajante. Al terminar envolví mi cuerpo en una toalla, salí y me lavé los dientes.

Al recojer mi ropa para ponerla en el cesto de la ropa sucia, mi camisa de cuadros olía a él. Olía a su perfecto y varonil aroma <<!¿pero qué estás pensando?! ¡Es Cameron Dallas de quien hablas!>> me regañó mi subconsciente, lo olí un poco mas y lo dejé en la ropa sucia.

Al salir a mi cuarto me puse un pequeño short azul cielo y una blusa morada con mangas. Me aventé a la cama, estaba exhausta. Lo único que quería era dormir. Cerré los ojos y al momento me quedé dormida.

Mi chico malo. {Cameron Dallas} •Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora