C u a r e n t a

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"Creeme, él tiene sus razones."

Los guardias me sacaron a rastras del aeropuerto, eran cinco. Uno mantenía mis brazos a mis espaldas agarrando mis muñecas, yo trataba de zafarme pero era muy fuerte.

-  Tenemos a una niña que quebrantó las reglas y causo destrozos, vengan al aeropuerto central de inmediato- dijo un guardia de seguridad por un walkie talkie.

-  Entendido - respondieron.

Pasaron diez minutos y llegó una patrulla, de éste bajaron otros dos policías.

-  ¿Es ella?- dijo el policía1.

-  Si, es ella.

-  Bien, vámonos. - los dos policías me agarraron, uno por cada brazo.

-  ¡Hey, no! ¡Suéltenme! ¡A dónde me llevan!

-  A un reclusorio para menores, a ver si así te comportas en la sociedad - dijo el otro policía.

-  ¡No! -grité mientras trataba de zafarme.

-  No pongas resistencia.

Entre los dos me alzaron para meterme en la patrulla, puse los pies en ambos lados de la puerta logrando que no me metieran.

-  Vamos- dijo el policía1 entredientes, el policía2 pateo mi pierna haciendo que chillara y lograran su cometido.

Me metieron en el asiento trasero de la patrulla, cerraron la puerta. Intenté abrirla pero ésta no se abría por dentro, maldije para mis adentros.

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-  Aquí te quedarás hasta que pasen las 48 horas o hasta que alguien pague la fianza- me aventaron a una celda.

-  Tengo derecho a una llamada- salió el policía2 de la celda.

-  Si, pero nos diste problemas. Así que esa ley no se aplica contigo.

El policía1, sin duda el que más odiaba por ahora, estaba apunto de salir de la celda.

-  Espera- lo agarré del brazo, él volteó.

Lo acerqué y le dí un rodillazo con todas mis fuerzas en sus partes logrando que se retorciera y soltara una, apenas audible, maldición.

-  Niña insolente- dijo con la voz un poco aguda.

Sacó una macana de la cintura de su pantalón. Me empujó y tiró al piso, me empezó a golpear con él. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,

-  Para la próxima piensalo mejor- guardo la macana y se quitó sudor de la frente.

Salió de la celda, cerrándola con candado. Yo me quedé tirada en el piso retorciéndome del dolor.

-  Niña- tocaron mi celda fuertemente.

-  ¿Qué?- más que una pregunta fué un quejido.

-  Pagaron la fianza, puedes salir- abrió la celda.

Me levanté del suelo en el que me había quedado dormida cuando ese imbécil me golpeó. Salí de la celda, caminé un poco y ví a ese estúpido policía al que le dí una mirada asesina.

-  ¡Camina! - me empujó el otro policía haciendo que perdiera un poco el equilibrio.

Me llevó por un estrecho pasillo.

-  ¡Halsey! - se acerco Jack Johnson.

-  Hola -le sonreí- ¿Qué haces aquí?

-  Digamos que un amigo vió lo que paso en el aeropuerto y.. aquí estoy -hizo una mueca.

-  Gracias.

-  No hay de que -se encogió de hombros- vamos.

Caminamos hacia el estacionamiento y ahí se encontraba Anne.

-  Halsey ¿Qué te paso? Te ves demacrada -tenía los ojos como platos.

-  No te preocupes, ¿y los demás?

-  Solo venimos nosotros - afirmo.

-  Oh..- fué lo único que pude decir, no tenía ganas de nada.

-  Entra - Jack abrió la puerta de pasajero y agredecí.

Jack manejaba no sé hacia donde, yo solo veía por la ventana, me encontraba perdida. Manejó el auto de quien sabe quien, no sabía que

-  Llegamos -me volteo a ver.

Solo asentí y salí del auto. Era un pequeño departamento, uno de esos que eran tipo "casa" pero a fin de cuentas era un departamento.

-  ¡Halsey, preciosa! -gritó Brooke al verme entrar por la puerta- ¿estas bien? -llegó a mi lado y me abrazó.

-  Si, estoy bien -casi solté un quejido de dolor por que me abrazó fuerte.

-  ¿Quieres que te traiga algo? ¿té? ¿agua? ¿sopa? ¿alguna fruta? ¿Quizás una banana? -esto último lo dijo medio perdida, movió la cabeza.

Reí.

-  No gracias, estoy bien.

-  Cualquier cosa que necesites me dices ¿de acuerdo?- apretó mis manos con aprecio, solo asentí.

-  Hola, ¿Todo bien? -dijo Gilinsky llegando.

-  Sí.

-  Bienvenida a este pequeño pero acogedor lugar, espero y disfrutes tu estancia... por unas.. eh ¿horas? no lo sé.

-  Gracias -sonreí.

-  Será mejor que descanses -dijo Jack llegando a mi lado, asentí.

Me agarró de la mano y me condujo por unas pequeñas escaleras que conducían a un segundo piso, caminamos un poco y habían varias puertas y entramos a la tercera. Era un cuarto de hombre. Habían posters de los Lakers y gorras de beisbol. También una cama matrimonial y varias cosas mas, si mi instinto no me falla este cuarto es de hombre.

Jack soltó mi mano y se alejó unos pasos, seguí mirando el cuarto. Cada detalle. Tenía un olor muy peculiar, un olor muy varonil, loreconocía de algún lado. Cameron.

Miré a Jack. El solo asintió la cabeza.

-  Este es---es--

-  El cuarto de Cameron -termino la frase.

Me senté en la orilla de la cama y toqué delicadamente la colcha que la adornaba, se sentó a mi lado y me abrazó por los hombros.

-  ¿Porqué se tuvo que ir? -y ahí fué donde empezaron a brotar esas dichosas lágrimas.

-  Tuvo que hacerlo -me consolaba.

-  ¿Pero por qué? Me prometió que jamás se iría de mi lado ¡Me lo prometió!

Creeme, él tiene sus razones.

-  Pero no me las explico -sorbí pro la nariz mientras seguían saliendo las lágrimas.

-  Tranquila -me arrullo- Si quieres puedes quedarte aquí.

-  ¿Bromeas? ¿¡Quedarme aqui!? ¿¡En la habitación del traidor de sentimientos?! -Jack se encogió de hombros.

-  Solo esta noche -dije en un susurro.

Me sonrió

-  Trata de dormir ¿De acuerdo? -asentí, se levantó de la cama y salió por la puerta cerrándola.

Me quedé sentada en la cama por un tiempo, mirando a mi alrededor. Tantas cosas que no sabía de él, no sabía que le gustara el beisbolo las gorras de béisbol. Por lo que veo en la habitación creo que su color favorito es el rojo, digo el color de la habitación es azul perola mayoría de las cosas son rojas.

Me levanté de la cama y caminé hacia el armario, habían muchas camisas. Agarré una camisa blanca de él, me quité la mía y me pusela suya. Olía a él. Quité la colcha y me recosté en la cama. Cerré los ojos y deseé que, aunque se haya ido sin decir adiós, llegara con bien a Francia.

Mi chico malo. {Cameron Dallas} •Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora