C u a r e n t a y C u a t r o (parte2)

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"Tercer error de la noche."

Me condujo por la calle llena de autos por mi fiesta... de la fiesta de la que me estaba fugando y con Cameron. Difícil de creer. Dejó de caminar y nos encontrabamos delante de un Lamborghini murcielago negro, lo miré con ojos de "¿En serio?" él solo me guiño el ojo, apretó el botón que le quitaba el seguro al auto y la puerta se deslizó hacia arriba.

- No puede ser -susurré con asombro.

- Oh si -dijo con aires de grandeza- sube.

Al subir cerró la puerta de mi lado y segundos despues de rodear el auto entró él.

- Solo que antes de partir necesito que -se estira hacia los asientos de atrás y tantea un poco con la mano- te pongas esto -me tendió una bandana roja de tela.

- ¿Para qué? -lo miré confundida.

- ¿Confias en mí?

- Sí -dije sin rodeos.

- Póntela -me dió una de sus muchas sonrisas desfallecedoras, me sonrojé. Me quité la máscara plateada y me amarré bien la bandana al rededor de mis ojos.

- ¿Puedes ver?

- No.

- ¿Segura?

- Segura, Cameron.

- ¿Segurísima?

- Si, muy segura -le dije estresada-

- Bien -escuche que río ligeramente.

Segundos después sentí como se hundió ligeramente el lado derecho de mi asiento, donde imagino habrá recargado su mano. Sentí su respiración rozar con mi cuello. Mi corazón se aceleró y si no tuviera los ojos cerrados por la bandana ya los hubiera cerrado inconscientemente. Sentí su respiración más cerca y de repente un beso. Un beso en el lado derecho de mi cuello, entreabrí los labios y solté un suspiro. Sentí el aire de su boca chocar contra mi cuello varias veces, se había reído. Y de repente se alejó- ¿Qué? ¿A dónde vas?- Sentí una presión por mi pecho y cadera. Escuche un "Click". Me había puesto el cinturón de seguridad, lo siguiente fué dejar de sentir que se hundía el lado de mi asiento. El motor del auto rugió y me hizo sobresaltar.

Pasaron los minutos pero él no hablaba, de vez en cuando lo escuchaba suspirar pero eso era todo.

- Y... ¿Qué has hecho en estos meses?

Esperé.

- ¿Cameron?

- Calla.

- ¿Pero qué..?

- Hablaremos cuando lleguemos pero por ahora disfruta de la paz.

- De acuerdo - Susurré.

Solo sentía como mi espalda se hundía en el asiento, iba a una gran velocidad y que sepa él no se puso el cinturón de seguridad. Y de repente paró en seco, me fuí para adelante pero gracias a el cinturón me detuve sintiendo como precionaba mi pecho y de golpe me fuí para atrás.

- Tranquila - susurró.

No tenía ni idea que enterré las uñas en los lados laterales del asiento, lo fuí soltando lentamente.

- Espera aquí -dijo. Escuché la puerta de su lado cerrarse, haciendo que me estremeciera. Poco tiempo después sentí la brisa por mi lado derecho, una suave respiración en mi rostro y una presión menos de mi pecho y cadera.

- Vamos -tomó una de mis manos y me jaló levemente hacia afuera- Con cuidado -tropecé con una piedra, mas no caí.

Soltó un suspiro exasperado, yo solo me encogí de hombros. Y de la nada ya no había más suelo para mí, me ha cargado y siento movimiento. Ha empezado a caminar.

- ¡Cameron! -chillo- ¡Bajame! -grité tratando de sonar molesta, pero a su vez sale de mí una risa divertida. Segundo error de la noche.

- ¡Peso!... ¿De qué te ries?

Cameron suelta una carcajada una vez mas. Amo su risa.

- Eres divertida - ¿ok?

- ¿Disculpa?

- Si, no pesas nada -saltó conmigo sobre su hombro varias veces. Oh, ahora que lo recuerdo él suele cargarme sobre su hombro. Creo que le agrada.

Dejo caer mis manos que se encontraban en su espalda, ahora chocan contra su trasero. Río fuerte y dejo salir una disculpa.

- Hey -dice divertido- ¿Así que ahora eres una pervertida?

- ¡No! Fue sin querer, aparte no veo.

- Eso dicen todas.

- ¿Todas? -reprimo una sonrisa.

- Si. Hay muchas que tambien disfrutan de la vista de mi trasero... Pero tú eres la única que ha sido digna de tocarlo sin que me moleste.

Me sonrojo. Que vergüenza.

- Llegamos.

Me baja de su hombro y me pone sobre el suelo delicadamente mientras trato de recomponerme, los tacones se entierran en lo que sea que estemos parados. Pone sus manos por detrás de mi cabeza y deshace el nudo que amarré perfectamente. Cae al suelo, lo primero que veo es mi alrededor. Estamos en la playa, hay una manta de cuadros escoceses en la arena con unas cuentas velas. Lo segundo que miro es la luna y el cielo estrellado, es condenadamente hermoso y lo tercero... Lo tercero que miro es a mi moreno, ya no trae la máscara que usaba en mi fiesta. Sus ojos brillan ardientes cual fuego mientras me da una sonrisa coqueta. Me desmayo por dentro. Miro su rostro perfectamente esculpido y delineado, resaltando por la luz de la luna. Miro sus ojos avellana adornados por largas y chinas pestañas con unas tupidas y obscuras cejas. Miro su recta y perfecta nariz. Miro sus suaves y carnosos labios, él lo nota y pasa su lengua lenta y seductoramente. Paso la lengua por los míos por reflejo. Oh, oh. Tercer error de la noche.

Mi chico malo. {Cameron Dallas} •Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora