C i n c u e n t a

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"¿No saben que acaban de hacer una cita de muerte con el mismísimo demonio?"

El sol brillaba a todo su esplendor. Cameron manejaba su majestuoso auto mientras miraba la carretera a través de sus ray-ban. Era un cálido día de Diciembre, de esos en los que hasta te dan ganas de ir a la playa. Nos encontrabamos en un silencio bastante cómodo debo decir, la música que salía de las bocinas llenaba el vacío.

Él golpeaba el volante con su pulgares al ritmo de la música, yo solo movía ligeramente la cabeza de un lado a otro, amaba esta canción "Whistle" de Flo rida, la canción terminó y seguido comenzó "Paradise" de Coldplay. Acerqué mi mano al volumen y mi moreno y yo chocamos dedos lo que instintivamente me hizo mirarlo, él lo hizo tambien por unos segundos, ya que se encontraba manejando, hice mi mano hacia un lado, me mostró su sonrisa coqueta y le subió ligeramente al volumen.

Después de unos minutos mas, llegamos a un restaurante en las afueras de la ciudad, era pequeño y estaba hecho de madera de roble, se veía muy acogedor. Lo miré y enarqué una ceja.

- ¿Qué?, los lugares mas humildes son los que tienen mejor calidad.

- Yo no dije nada -me encogí de hombros.

- Pero lo pensaste, amor -salió del auto y se dirigió a mi puerta, donde la abrió y me tendió una mano. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba afuera, si que ha hecho músculo estos meses.

Caminamos hacia la entrada, abrió la puerta y me adentré en aquel lugar seguida por él.

- Que bonito lugar -susurré mirando a mi alrededor.

Si que era un lugar pequeño pero como deduje, muy acogedor.

- Lo sé -contestó Cameron a mi lado, me agarró de la mano y me llevó a una mesa.

El lugar tenía varias mesas exparcidas por lugares específicos, estabamos nosotros y una pareja más.

- Bienvenidos a "La miel" -dijo una señora mayor risueña, le deduzco unos 57 años- Aquí tienen sus menús y en un momento regreso, siéntanse cómodos -nos dió una última sonrisa, se la devolví y ésta dió media vuelta y se fué detrás del mostrador.

- ¿Qué quieres desayunar? -preguntó Cameron.

- No lo sé -miré el menú color amarillo anaranjado con diversos desayunos y almuerzos.

Segundos despues se apareció la señora de nuevo. Que rápida.

- ¿Ya van a ordenar?

- Yo quiero unos Hot-cakes y jugo de uva - le sonreí.

- Claro y yo pediré un jugo de naranja, nada mas- dijo sin apartar la vista de mí.

- En seguida- dijo la señora anotando nuestro pedido en una libreta y yéndose, entrando por una puerta que supongo es la cocina.

- No es justo, me dejarás comiendo sola.

- Mientras te bañabas, Johnson me obligó a desayunar y como no había nada decente para tí, decidí traerte aqui- se encogió de hombros.

- Pude haber comido cereal.

- ¿Con las babas de Jack? ¿Enserio?- arqueó una ceja por encima de las ray-ban.

- Tienes razón - arrugé la nariz y Cameron solo se limitó a reir levemente.

Había una pequeña fogata en la chimenea. Nos mantenía tibios adentro de aquel lugar, yo estaba desayunando pero me sentía un poco incómoda, ya que Cam no paraba de mirarme, o al menos yo sentía su mirada.

- ¿Puedes dejar de mirarme?- le pregunté en tono de orden mirándolo. Él solo apartó la vista de su BlackBerry, se quitó los lentes y me miró extrañado.

Mi chico malo. {Cameron Dallas} •Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora