C i n c u e n t a y d o s

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"Me falta mucho para ser papá, mejor dime Amor mio"

- Cameron, me habías dicho que no te habian hecho nada- reproché.

- ¿Qué? No me hicieron nada- se encogió de hombros y agarró una camisa de un cajón.

- Déjame verlas.

- No pasa nada- rodó los ojos.

- Claro que si, sientate- lo empujé de los hombros haciendo que se sentara.

- ¿Qué me harás? No tengo botiquín de primeros auxilios ni nada por el estilo- dejó la camisa a un lado.

- Pues improvisaremos.

Caminé por su habitación por varios segundos hasta que encontré lo que buscaba, me acerqué a él y me arrodillé en la cama.

- ¿Qué vas a hacer con eso?

- Limpiarte las heridas ¿no es obvio?

- Aleja esa cosa de mí, huele raro - Hizo una mueca.

- Se te pueden infectar y deja de comportarte como un inmaduro- lo regañe.

- Ese es el punto, mi personalidad así es y yo actuaré como yo quiera.

- Pues lo siento mucho.

Puse algo de alcohol en el pedazo de tela de camisa que recorté en la mañana y lo puse en una de sus heridas. Lo miré y ví como apretaba la mandíbula pero como buen macho no decía nada, nisiquiera un ligero ruido. Lo pasé por cada herida de sus brazos, hombros, espalda y abdomen hasta que las heridas quedaron, en lo que cabe, limpias.

- Listo- sonreí y levantandome de la cama tiré el pedazo de tela en la basura.

- Pensé que jamás terminarías- suspiró- eres como una viejita.

- ¿Disculpa?- puse mis manos en mi cintura.

- Si, eres tan lenta. Pensé que pasaría mis próximos cinco cumpleaños aqui sentado- rodé los ojos.

- Como sea, ¿Qué querían?- me senté a su lado cruzando las piernas.

- ¿Quienes?

- Tú sabes de quienes hablo.

- Solo unos niños ineptos e inexpertos de la vida- hizo un ademán con las manos.

- ¿Estás seguro?

- Si, muy seguro. Solo prometeme que si los llegas a ver algún día, no dudes en largarte de ahí y llamarme ¿De acuerdo?

- ¿Cómo puedo confiar si tú no confías en mí?- le dije obvia a lo que él posó sus manos en mis muslos.

- Me cuesta mucho confiar en las personas ¿Bien?, solo... quiero. Quiero que confies en mi, ¿si?

Pude ver un brillo en sus ojos, uno que jamás había visto. Dicen que los ojos es la entrada del alma y lo que ahora estaba viendo era un perdón interminable por no poder confiar en mi, y lo entendía.

- Esta bien, yo.. confiare en tí.

- ¿Segura?

- Jamás había estado tan segura- le dí una media sonrisa que se convirtió en una sonrisa completa cuando el sonrió mostrando sus dientes. Jamás lo había visto sonreir de esa forma, ¿por qué no lo hace? Se ve más irresistible.

Y de un momento a otro me agarró la cara con ambas manos y me beso, un beso suave y lento, de inmediato me sentí en las nubes. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y él colocó una mano en mi cintura y la otra en mi mejilla izquierda, de un momento a otro quedamos acostados sobre la cama. Él encima de mí pero sin poner todo su peso, de tan solo sentir a Cam acariciar mi rostro de esta forma me daban escalofríos y mi corazón parecía una locomotora que iba a 100 km/h. Sentía como mi corazón se aceleraba como si se fuera a salir de mi pecho. Nos separamos unos segundos con las frentes juntas, yo todavía me encontraba con los ojos cerrados, amaba esa sensación de sus labios con los mios. Y de repente un teléfono celular empezó a sonar, el mio.

Mi chico malo. {Cameron Dallas} •Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora