Sonamy [Boom]- Amnesia.

06. Tails, el zorro.

El fuerte viento sacudía las hojas de la copa de los árboles. El pequeño molino que estaba junto al Taller recibía esas ráfagas fuertes, haciendo que la tomamesa se obligará a mover los rotores. Al oído de la peli-rosa, el sonido de las hojas era increíblemente agradable, pero el crujido del metal del molino ya no lo era.  

Suspirando con muchos nervios, la peli-rosa comenzó a caminar a la entrada principal del Taller. El sudor de sus manos desnudas le hacían sentir muchísimos más nervios de los que ya tenía. El primer recuerdo que atravesó su mente cuando se encontró frente a la puerta, fue el de ella despertando confundida por primera vez.

Y lo siguiente, fueron unos ojos verdes esmeraldas que la observaban. Tienes amnesia, se repitió a sí misma. Inhalando todo el aire que sus pulmones le permitieron, formó un puño con su mano y golpeó la puerta dos veces. Tras esperar unos minutos sin respuesta, decidió volver a tocar, esta vez, con más fuerza. 

—¡Ya voy!— Escuchó a lo lejos. Unos fuertes pasos golpearon la madera del suelo, y la puerta fue abierta. —Hola, Amy. Discúlpame, estaba en una llamada— 

—Lamento haberte interrumpido— La peli-rosa ingresó tras recibir la invitación del zorro. —Gracias por hacer espacio para mí hoy. Uhm, Sticks me dijo que estabas ocupado con unos documentos—

—Bueno, sí. Pero terminé con ellos y Sonic en un rato vendrá a por ellos para llevarlos a la Villa— 

—Comprendo— La peli-rosa asintió. —Y, ¿a qué hora vendrá?—

—Ah, no te preocupes, vendrá después de que te vayas— Tails notó la decepción en los ojos jade de la contraria. —¡No lo interpretes como que no quiere verte! E...es que esta ocupado con unos asuntos en la Villa y, ya sabes...—

—Entiendo— Volvió a asentir. —¿Dónde queda esa villa que tanto mencionas y porque es tan importante para ustedes?— Interrogó.  

—Villa Erizo— Respondió el zorro. —Esta a solo unos kilómetros de aquí, es el lugar que protegemos como equipo— 

—¿Y de qué lo protegen?—

—De... bueno, no importa. Ahora esta a salvo y podemos encargarnos de otros asuntos— Tails rio nervioso. —Bueno, olvidamos ese tema y vamos a nuestra actividad de hoy—

La voz de Tails quedó de fondo cuando la peli-rosada enfocó su mirada en una de las ventanas que daban al exterior del Taller. El aire continuaba soplando con fuerza, pero ella había jurado ver una estela azul quedar atrás. Quizás, su imaginación y un anhelo que comenzaba a cargar en el pecho, le había hecho imaginar que el líder de aquel grupo estaría pronto con ellos. 

Taller. 10: 56 am. 

—Tails— La peli-rosa alzó la voz. —¿Realmente no quieres que te ayude?—

Las escaleras hacia el ático la ponían demasiado nerviosa. La puerta que quedaba al final de esas escaleras no le permitía ver, además que había mucha oscuridad. Alcanzaba a ver la tenue luz de la lámpara que el zorro había llevado consigo para subir a buscar unas cajas que, afirmaba, le servirían para su actividad. 

—¡Estoy bien!— Escuchó su voz. Un sonido hueco los dejó en silencio. —¡Voy a bajar!—

La luz de la lámpara comenzó a hacerse más clara. Entonces, el rostro sonriente del zorro apareció al final de la escalera. La peli-rosa dejó ir un suspiro, sintiendo como su estómago se relajaba ante tanta tensión. Ayudando al zorro, bajaron tres cajas: la primera, que tenía rotulado "fotos" a un costado; la segunda, tenía unas preciosas pegatinas de gatitos; y, finalmente, la última, tenía rotulado encima "no tocar ni abrir" en unas enormes letras remarcadas de plumón negro.