Sonamy [Boom]- Amnesia.

Epilogo.

•••

El tiempo era incierto y desconocido. A veces, inesperado, y otras ocasiones, era cruel.

Amy Rose The Hedgehog no podía decir que era el futuro. Tenía suerte, demasiada quizás, y a veces le asustaba la inesperada cantidad de sucesos inesperados que le ocurrían.

Cómo esa mañana de otoño, cuando vio el desastre que era su cocina: la harina regada en la mesa, una cantidad inexplicable de platos y cacerolas en el fregadero, las frutas y verduras regadas en el desayunador y lo que parecía, ser crema batida en sus sillas de cedro.

Iba a matarlo.

Jalando todo el aire que sus pulmones le permitieron tomar, grito a todo pulmón, para que se escuchara por toda la casa:

—¡SONIC SPEED THE HEDGEHOG!—

Un silencio se instaló en la casa.

Entonces, detrás suyo, comenzó a escuchar unos pares de pasos nerviosos; apenas se pudo girar, lista para darle el regaño de su vida, cuando un pastel precioso de un color rosa, con fresas decorandolo, un glaseado blanco a su alrededor y unas velas con números, formando el '28", era sujetado por el erizo azul.

—Feliz cumpleaños a tí, feliz cumpleaños a tí, feliz cumpleaños amor, feliz cumpleaños a tí— Una risita nerviosa salió de los labios del erizo. —Lo siento, cielo, te recogeremos la cocina apenas pruebes el pastel y desayunes, ¿sí?—

La eriza rosa ya se le había olvidado el coraje. Sonrió en grande. —No tenías que hacer todo esto, ow, gracias, amor—

—Oh, no, no lo hice solo, me ayudaron— Mirando hacía abajo, los ojitos verdosos y pequeños aparecían detrás de Sonic; y luego, el pequeño Speed salía de su escondite, mostrando sus púas moradas, y sonriendo cómplice cuando notó que su papá lo estaba observando.

—Lo siento, mami, tiré la harina por accidente— Se disculpó.

Sí es que era idéntico a su papá. Al menos, era honesto, y le fascinaba que fuese tan tímido.

—Oh, mi niño, no tienes la culpa de nada— Acercándolo a ella, le beso la frente una cantidad de veces, que Speed perdió la cuenta. Se rió con energías y fuerzas, pidiendo ya su liberación. —Los amo mucho a los dos—

—¡Mami, apaga las velas!— Speed fue cargado por la peli-rosa, y entonces, se inclinaron, apagando las velas del pastel. —¡Yaaaaaaay!

—Menos mal, ya no aguantaba los brazos— Se quejó el erizo, dejando el pastel en la sucia mesa, y acercándose hasta la eriza; la abrazó, dejando en medio a Speed, quién se comenzó a reír. —Feliz cumpleaños, bonita—

—Papi, me aprietas— Se quejó Speed, luego fingiendo un desmayó falso. Amy le besó la frente, y el drama se terminó. —¡Mami!, ¡Tienes que probarlo!—

—¿Quién les dio la receta?— Preguntó la eriza, bajando al pequeño Speed, quién corrió hasta la silla, jalandola para que ella se sentará allí, y luego, jalando una, donde se sentó Sonic, y este lo subió a sus piernas.

—Oh, la mamá de la amiga de Speed, ¿cómo dices que se llama, hijo?—

—¡Moni!—

—Si, ella— Asintió, y la peli-rosa tomó una fresa del pastel, comiendose está. —Aunque tuvimos que configurar la receta, Vainilla nos hizo llegar otra receta, porque intentamos hacer la de la mamá de...—

—¡Moni!—

—Si, ella, y fue un fracaso— Finalizaron, y la peli-rosa se elevó para tomar unos platos y unos cuchillos. —Ibamos a invitar a Tails con Cream, pero ellos fueron a consulta con Tiff—

Partieron el pastel, y Amy comenzó a servir unas rebanadas, apenas se lo dio a Speed, el pequeño ya se lo estaba llevando a la boca. —¿Otra vez enfermó?—

—Es alérgico, mami— Dijo Speed, llevándose la fresa a la boca, y comiendosela de un bocado.

—Pobrecito— Dijo, y la peli-rosa probó su pastel. —Esta muy rico— Saboreó, y se llevó otro pedazo a la boca. —Si, es muy bueno—

Terminaron de comerse la rebanada de pastel, y se colocaron los platos sucios en la pila de cacerolas abandonadas y sucias. Amy empujó a su esposo al fregadero, quién se quejó de tremendo labor. A Speed le tocó apilar todas las frutas en un traste, y Amy limpio la mesa, casi una misión suicida, porque era inexplicable el como se había mezclado el huevo con la harina.

Cuando terminaron, la cocina quedó impecable. Sonic saco la mezcla que habían echo antes para preparar Waffles, y Speed convenció a su mamá de que se quedará sentada y esperarán el desayunó. Solamente así, Amy se dio cuenta de que habían comido un postre antes de la comida.

Iba a matar a su esposo.

—Uhm, mami— Amy miró a su pequeño, que estaba sentado frente a ella. —Te quiero mucho—

La peli-rosa se rió con ternura. —Yo también te quiero mucho, mi niño— Apretó su naricita, y este río.

Los waffles llegaron poquito después. El plato de la peli-rosa estaba decorado con miel, fresas y plátanos. Y por alguna razón, recordó los recuerdos de sus ayeres.

Entonces, alzó la mirada, y descubrió cuan increíble era su futuro. La vida la había golpeado con su amnesia, pero le había devuelto esas luchas con una familia feliz. Una hermosa y pronto, gran familia.

—Speed, ¿qué piensas de un hermanito?

—¿QUÉ?—

FIN.