You're my fantasy » rdj [+18]

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❝Nuestras pieles se complementaban solas. Podía sentir en el ambiente que la química que existía entre los dos era mutua, que él me deseaba tanto como yo a él. Mis manos, traviesas, no tardaron en pasar la línea de su camiseta y tocar su abdomen duro. Un cosquilleo pasó por las yemas de mis dedos mientras subía el filo de la camiseta y le pedía permiso para quitársela. Sus labios se clavaron en mi mandíbula y acto seguido, abrí mi boca para soltar un gemido por la excitación que eso me estaba provocando.

Lo necesito dentro, señor Downey. -Le suplico, mientras que mis ojos, traviesos, atrapan los suyos y muerdo mi labio inconscientemente.

Un gruñido salió de sus labios, volviendo a devorarme y sin decir ni una palabra. Robert es así, nunca se solía comunicar si no era estrictamente necesario, toda palabra lo hacía con esa mirada enigmática que podía dejar a cualquiera petrificado. Sus dedos pasaron por la goma de mis braguitas, y delante de él, me quedé completamente desnuda. El silencio se hizo entre los dos, solamente era audible el ritmo acelerado de nuestras respiraciones, pues a falta de hablar, Robert se dedicaba a observar cada parte de mi cuerpo desnudo.

¿Le gusta lo que ver, señor? -Mi tono es juguetón, quiero volverle loco de todas las maneras posibles.

Me encanta lo que veo -La voz ronca de Robert me sorprende, pero lo que más, es cuando con sus manos atrapa mi cuerpo y me sube encima de él.

Mis piernas pasan y se quedan rodeando las suyas, su bóxer aprieta y su erección quiere salir, joder, estoy deseando chupar cada centímetro de su extremidad y saborearle. Pero teníamos tiempo, y tras el tacto de su lengua con uno de mis pezones, arqueé mi espalda y solté un gemido muy audible.

Gime para mí, Debby. Nadie nos escucha. -Escucho decir al hombre que me está volviendo loca en este momento, se ha sacado mi pezón de la boca para mirarme con deseo y rogarme que gimiese para él.

Sus deseos son órdenes, señor.

Mis gemidos sonaban por toda la habitación y como si fuera una sumisa y él mi dominante, se metió entre mis piernas y agarró de mi pelo, para dejar vía libre a mi clavícula. Dejó un camino de besos mojados, bajando por todo mi tronco y acabando por mi monte de venus, que no estaba depilado totalmente.

No quiero que te avergüences nunca de ti, Debby. Nunca. Si estás depilada o no, siempre estás perfecta para mí. -El susurro de Robert me estremece, abro las piernas un poco más dejando la vergüenza a parte y arqueo mi espalda cuando siento sus besos por mis muslos interiores.

Este hombre es una maldita locura, pienso. Podría correrme con tan solo una mirada, y no era mentira, muchas veces me había tocado sola en mi habitación y mi única fantasía había sido esa mirada tan enigmática. Ahora estaba con él entre mis piernas, a punto de rozar su lengua con mi néctar y oh, no había placer oculto mejor que ese.

Dios mío, Robert -Gimo en forma de exclamación, mientras que mis manos pasan por su cabello y noto que roza la punta de su lengua por mi clítoris. ❞

- Señor Downey -Mis pensamientos son interrumpidos por una voz exterior al mundo que me he creado en mi interior.

Alzo la mirada del libro que estaba leyendo y maldigo. No puede ser.

Bajo el libro que estoy leyendo, y mi mirada se centra en mi erección, que ha crecido considerablemente mientras que el libro cobraba vida en mi cabeza.

- ¿Está bien, señor? -Mi asistente personal, Andrea, insiste tras la puerta.

Pienso en cualquier estrategia para disimular la erección, pero no logro bajarla ni esconderla. Trago saliva y cojo rápidamente un cojín del sillón de al lado para ver como Andrea abre la puerta y me mira con un ceño preocupado.

𝙾𝙽𝙴 𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 | 𝚁𝙳𝙹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora