Capítulo 12

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Me resultaba sorprendente que la AUAP no estuviera cerrada

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Me resultaba sorprendente que la AUAP no estuviera cerrada.

Era imposible evitar que todo el alumnado se enterara de lo que había ocurrido, pues al menos un ala de habitaciones fue interrogada. Era una investigación criminal. No habían dado explicación a fondo, solo un comunicado oficial, superficial. Donde dejaban en evidencia que Francesca García había acabado con su vida.

Pero el lugar seguía funcionando de la misma manera que cuando llegué, más allá de un simple "qué triste" nadie le había tomado demasiado cuidado al hecho de aquella muerte sangrienta y aparentemente de escenografía. Lo único -además de la ausencia de mi compañera- que me dejaba claro que los eventos se habían desarrollado en realidad y no en mi imaginación, era mi anterior dormitorio empapelado con cintas amarillas de "NO PASE ESCENA DEL CRIMEN"

Aunque sí sentía el ambiente pesaroso, tal vez no porque  Francesca haya sido muy popular pero sí por la idea de que aquel hecho se cometió dentro de la institución. Y una de las consecuencias resultó en guardias de seguridad uniformados, que vigilaban las afueras del recinto y lugares estratégicos como las vías del jardín.

Las especulaciones tampoco habían parado: Un suicidio, un asesinato, hasta suponen que tenía esquizofrenia.

No me sorprenden las medidas, tampoco las teorías. El arte conlleva a tener una imaginación vívida. Pero lo que en realidad me aturdía tenía mucho que ver con la repentina atención hacia a mi. Muchas personas cuchicheaban a mis espaldas y sí, aunque mi mente se dirija a lo sospechosa que también podía resultar, el origen real de los rumores -Aquellos que me involucran- me dejaban de colores.

Alcanzo a escuchar como susurran: "Es la chica de Di'Magro","Estaba en su cuarto la noche del crimen", "No me extraña, los vi besándose hace días, la chica es una zorra."

Trato de contar hasta diez mentalmente, concentrándome en no voltearme y perder los cabales, lo que menos necesito ahora es una escena. Aunque el intercambio se repetía donde fuera.

Cuando me detengo frente al casillero en la hilera de compartimientos, siento un toque en mi costado, al levantar la vista observo a una Leticia con cabello de color azul eléctrico. Ni idea de cuando lo ha cambiado. Me mira con media sonrisa pesarosa. –Oí lo de Francesca, las noticias corren rápido. –Se encoge de hombros. –¿Estás bien?

Asiento, mientras saco varios libros que debo devolver a la biblioteca. Es increíble la amargura que me embarga. No estoy bien.

–Ha muerto una persona, no debería ser yo la cuestionada acerca de su bienestar y menos el foco de atención.

Mi rudeza hace que Leticia retroceda, puedo ver en su rostro que la he hecho molestar. –Si, pero no es como que le pueda preguntar a Francesca ¿no crees?

Ángel Oscuro: El Sello Celestial © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora