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Narra Ayno

No debí meterme en la cama sin ir al cuarto de baño primero. Apenas son las tres y cuarto de la noche y ahora mismo me encuentro en el baño, vaciando mi vejiga, sintiéndome aliviado del dolor que ya se estaba concentrando en la parte baja de mi cuerpo por no hacerlo horas antes.

Me lavo las manos, secándomelas con la toalla antes de salir, acercándome hacia la ventana, sintiendo el frio suelo de madera bajo mis pies, deteniéndome a escasos pasos del cristal, mirando a través del mismo, frotándome los ojos varias veces, frunciendo el ceño cuando el oscuro, sin brillo y liso cielo aparece frente a mis ojos, observando la ausencia de esos brillantes puntitos en el azulado cielo. Cubro mi pecho desnudo con una de mis sudaderas, cubriendo mis pies con mis zapatillas, saliendo sin preocuparme por ir en pijama, bajando las escaleras, cogiendo mis llaves, bloqueando la puerta de casa bajo el código de seguridad, encaminándome hasta la calle, observando mejor que no veía mal por culpa de los arboles que cubren el espacio entre mi ventana y la calle, volviendo a casa, subiendo a mi habitación, cerrando la puerta aunque viva solo, concentrándome lo mejor posible en mi cuaderno, el bolígrafo de tinta negra que uso para escribir, pensando por horas, ignorando el amanecer que se acerca, escribiendo todo cuando se me ocurre, satisfecho por el plan que se me ha que ahora esta grabado en varias páginas.

— Brillante plan YoonHo —lo cierro, respirando profundamente, satisfecho por completo —es hora de llevarlo a cabo.

Guardo mi cuaderno en mi bolsa, cambiándome esta vez de ropa después de darme una ducha larga y caliente, saliendo de casa renovado después de toda una noche en vela, trazando planes, subiendo las escaleras hasta el pequeño local que usaba hace poco de estudio, dejando mis cosas sobre la mesa, sentándome en la vieja, desgastada y chirriante silla, encendiendo mi ordenador, tecleando sin parar, chasqueando mis dedos cuando empiezan a dolerme, creando todo tipo de prototipos, borrándolos, creándolos de forma diferente, durmiéndome por unas horas casi sin darme cuenta, continuando, sintiéndome un idiota por haber ocupado horas en un sueño innecesario que podría tomar más tarde, continuando hasta bien entrada la noche, comprobando de nuevo la ausencia de las estrellas en el cielo por una noche más.

— Algo debe estar causando todo esto y tengo que solucionarlo pronto —vuelvo a sentarme.

Narra Lou

Horas de más en una cita que ni me interesaba se puede considerar más una tortura que incluso volver a casa paseando por una calle envuelta plenamente por la oscuridad, atravesando zonas en las que debes apretar el paso e incluso entrar en tu casa, compartida con tu hermano mayor, a quien escuchas gritando de forma acompasada con su novio, sin importar que no viva solo, cruzándome de brazos cuando piso la segunda planta y le veo salir solo cubierto por su ropa interior.

— Te agradecería ya no se por cuantas veces que si traes a tu novio seáis un poco más cautelosos y silenciosos —abro la puerta de mi habitación —no porque no esté en casa te creas con el derecho de hacer lo que te de la gana.

— Soy tu hermano mayor y por ello el que más derechos de ordenar cosas soy yo —se encierra en el cuarto de baño —¡asique cierra la boca y vete a dormir!

Golpeo la puerta del baño, ganándome un grito y un gruñido por su parte, encerrándome en mi habitación, metiéndome en la cama, mirando hacia el cielo a través de la ventana frente a mi, durmiéndome, aunque la confusión de la ausencia de estrellas y el comportamiento de mi hermano mayor podrían robarme el sueño.


Me despierto sintiendo una caricia en mi mejilla, un par de dedos apretando con fuerza el mismo pedazo de carne, soltando manotazos al aire hasta golpear algo solido, escuchando un quejido que me alarma, observando como mi otro hermano se frota la mejilla donde le he golpeado, sentándome rápidamente, envolviéndole con mis brazos.

— Lo siento, lo siento —me disculpo sin parar, escuchando su risa cerca de mi oreja —no pretendía golpearte. Pensaba que serias nuestro hermano que no ha parado de molestar con su novio toda la noche.

— Ya le conoces cuando su novio está cerca —se tumba a mi lado, abrazándose a mi cuerpo entre mis brazos como hacíamos de pequeños —he oído cosas cuando venia hacia aquí.

— ¿Sobre nuestro hermano? —niega con la cabeza.

— Alguien está ocupando el viejo estudio creando imágenes extrañas en el cielo —presto toda mi atención —no se que está ocurriendo pero el gobierno está al corriente y creo que algo malo va a pasar.

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