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Narra Lou

Casi no he podido conciliar el sueño en toda la noche y ahora, a dos horas de la hora acordada con Ayno tengo que soportar a Jacob, BamBam y Ace vaciando mi armario, mezclando toda mi ropa sin poder opinar mientras Baron me suelta sus miles de argumentos para que no acepte esa cita.

— Deja de argumentar cosas que ya pareces un loro —me siento en la cama —y vosotros decidiros ya que me tengo que duchar y arreglar para estar presentable. Solo es una quedada.

— Es una cita —me corrige BamBam —y vas a ir presentable. No me gusta mucho tu ropa.

— Si no te gusta mi ropa deja de desordenarmela y escogeré yo mismo —cojo una camisa y un pantalón —¿veis que fácil? Ahora si no os importa me voy a duchar.

Les dejo en mi habitación, hablando todos a la vez, discutiendo, enredando entre mi ropa. Me encierro en el cuarto de baño, abriendo el grifo de agua caliente mientras me desvisto, dejando la ropa en el cesto para la colada, metiéndome dentro de la ducha cuando regulo el agua, calmándome al fin del momento tenso que estaba viviendo ahí fuera, suspirando, intentando apaciguar mis nervios y toda idea que surge de pronto en mi cabeza sobre que podría ser que haremos en esa cita a la que yo mismo le he dado una oportunidad.

Una única.

Aunque seré tan ingenuo de caer, tener una segunda, cualquier cosa con tal de poder tener mis momentos a solas con Ayno, por quien tengo sentimientos muy fuertes desde la primera vez que le vi, aunque a penas sepa de él y lo que piense mi hermano tampoco es algo de vital importancia con respecto a mis sentimientos.

Termino de enjabonarme el cuerpo y el cabello, dejando a un lado mis pensamientos, aclarándome, cerrando los ojos cuando un poco de jabón roza esa parte escociendo, secándome con una toalla antes de que se me irrite, saliendo de la ducha.

— Voy a ser un fracaso frente a Ayno —miro mi aspecto en el espejo —ni siquiera se porque le gusto.

Termino de secar mi cuerpo y mi cabello, vistiéndome la ropa que finalmente escogí yo, saliendo del cuarto de baño, sobresaltándome al ver a mi bajito cuñado frente a mi, de brazos cruzados.

— ¿Qué ocurre Ace?

— Nada —su tono de voz es algo cortante —¿de verdad te gusta Ayno?

— No me vengas diciendo tu también que me aleje de él porque no sera así —voy hacia mi habitación, sintiendo a Ace siguiéndome —¿no se supone que es amigo tuyo? Incluso lo llevaste a la cena para mi.

— No voy a decirte nada de eso. Solo quiero hablar contigo. Ayno no es tan malo como crees. Nunca ha tenido una pareja seria pero eso ya te lo contará él si quiere —se sienta en mi cama —lo que me preocupa es algo que te he escuchado decir.

Me giro después de sentarme frente a un pequeño espejo, sosteniendo un pequeño bote con crema que me quita de las manos, aplicándomelo él mismo en mi cara, sobretodo bajo el ojo que ha tenido un encuentro con el champú, dejándole hacer mientras continúa hablando.

— No se que sentimientos tiene él por ti porque nunca los hemos hablado pero —hace una pequeña pausa —si de verdad le gustas Ayno te valorará de la forma en que he notado que tu no haces contigo mismo.

— ¿Estabas escuchando detrás de la puerta del baño? —asiente sin sentir culpabilidad alguna —mi cuñado me espía.

— No estaba espiándote —deja la crema sobre la mesa —estaba pasando por ahí para ir con tu hermano cuando te he escuchado decir que no sabes porque le gustas. ¿Él te ha dicho que le gustas? Si es así valoralo y no lo dejes escapar. No seas tan idiota y empieza a quererte a ti mismo. Ayno no se fija en cualquiera ¿sabes? Piénsalo y date prisa o llegarás tarde.

Atónito por sus palabras me deja en mi habitación solo, saliendo sin decir una sola palabra más, ni dirigir de nuevo su vista hacia mi. Me giro, tomando mi móvil, mirando en el la hora levantándome tan rápido que golpeo mi rodilla, sintiendo el dolor del golpe en la misma. Termino lo más rápido posible en arreglarme, cogiendo mi chaqueta, saliendo de mi habitación y de casa después de gritar que me largo, aunque la verdad no me importa si nadie me escucha, corriendo hacia el lugar acordado, llegando por suerte a la hora.

Me siento en el banco más cercano, calmando poco a poco mi respiración acelerada por la carrera desde casa hasta llegar aquí, observando cuando puedo volver a respirar normal buscando a Ayno, frunciendo el ceño al ver que no hay ni rastro de él.

— Me ha plantado seguro.

Sigo sentado, esperando, viendo la hora de vez en cuando.

Diez minutos pasan de la hora acordada cuando escucho un motor, ruidoso, y mi nombre siendo pronunciado por encima del mismo, girándome hacia una enorme moto, acercándome cuando Ayno se quita el casco, viendo que se trata de él aunque ya lo suponía.

— Sube venga —me ofrece el casco que se ha quitado —siento la tardanza.

— ¿Bromeas verdad? —niega con la cabeza, abrochándose otro que no le cubre la cabeza por completo —¿esto es tu plan para una cita?

— Mi plan para una cita la verás cuando subas —mi cabeza es presionada bajo el casco, escuchando como abrocha la seguridad del mismo —¿o quieres que te suba yo mismo?

Niego con la cabeza, subiendo a su espalda en la moto cuando vuelve a estar sobre ella, sosteniéndome como puedo, sintiendo un tirón en mis muñecas cuando me obliga a abrazarme a su cintura antes de arrancar, abrazándome con algo más de fuerza, intentando mantener la calma cuando aumenta la velocidad, intentando ver más allá de la pantalla protectora del casco, sin una mínima idea de a donde nos lleva.

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