Cazadores de demonios

Capítulo 33

Seokjin

Genial.

Así que le tocaba patrullar sólo.

Sólo merodeaba calles desoladas y apenas iluminadas. No había ningún indicio de actividad demoniaca. Comenzaba a aburrirse demasiado.

Frena un segundo antes de chocar con alguien saliendo de un lugar, lo rodea y continúa su camino, si sólo era un humano seguro ni lo vio.

–Seokjin.

Frena en seco. Esa voz. Voltea y puede apreciar una bella sonrisa con hoyuelos a pesar de la escasa luz. Resulta ser Namjoon, quien ahora se acercaba sin despegar la mirada, incluso tomando su brazo a la altura del codo como lo hacía últimamente.

–Es como el sueño cumplido. En mi mente sólo se repetía tu nombre mil veces, es casi como si me hubieras escuchado.

Seokjin pierde el habla como usualmente lo hace en su presencia, pronto siente su rostro arder en llamas.

–Namjoon –saluda tímidamente–. No esperaba encontrarte.

–Tampoco lo esperaba, pero mira que preciosa casualidad –el brujo termina por cerrar el molesto espacio entre ambos– ¿En qué estábamos?

Sin soportar un segundo más, toma la cintura del Nefilim con una mano y con la otra toma suavemente su rostro.

Seokjin siente esos gruesos labios sobre los suyos y eso no podía sentirse mejor. Agradable electricidad lo recorre mientras se deja hacer. Lo besaba expertamente, lento y sensual, era tan adictivo. Llevo sus brazos al hombro de Namjoon por instinto y lo acercó aún más, por si esa cercanía no fuera suficiente aún.

Parpadeo un poco confundido cuando el brujo comenzó a avanzar haciéndole retroceder.

–Hice un portal detrás tuyo –el brujo dice entre más besos y unas risitas.

El chico se deja hacer y cruza con el brujo. Casi tropieza pero el otro lo sostiene firme con ambos brazos de la cintura.

–Permíteme secuestrarte unas horas –Namjoon se aparta y acaricia su rostro–¿Quieres beber o comer algo?

Seokjin recién presta atención a su entorno, una rápida ojeada le deja saber que está en la propiedad del brujo. Para ser más precisos, en la sala, redecorada por cierto.

Hay enormes almohadones de apariencia muy cómoda sobre otra enorme alfombra de pelos y en el centro una mesa baja con copas.

–Sorpréndeme– sonríe con facilidad y toma asiento junto al otro.

El brujo suelta una risa y luego hace aparecer una botella de buen vino, junto a unos cuantos bocadillos.

–Por favor, ponte cómodo, quisiera que estuvieras más relajado.

Seokjin acepta la propuesta y comienza a quitarse la chaqueta, sólo queda con una remera de mangas cortas negra, luego se decide por sus botas y por último de sus armas, por prevención.

El brujo observa con cejas alzadas la cantidad de cosas que el chico Nefilim ha dejado a un costado, sobre todo las relucientes armas de diferentes tamaños.

–¿Cómo es que llevas cantidad de cosas y aún así andas con normalidad? –frunce el seño, calculando cuánto pesaría cada cuchillo.

–Entrenamiento y costumbre–alza y baja los hombros–. Ah y runas, por supuesto.

Ante lo último el brujo se acerca y recorre con la vista la piel visible del chico. Hay montón de símbolos intrincados esparcidos por toda su piel y por donde no están hay cicatrices blanquecinas, son más runas pero al parecer en algún momento dejan de ser negras.