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—¿Despedida de soltero?—La pregunta de Sting llamó la atención de Rogue, que levantó la vista del libro para prestar atención a la llamada telefónica que no podía oír. Sting, nervioso, jugó con su pendiente asintiendo a pesar de que no podía verle la otra persona al teléfono—. Sí, claro, es una buena idea, pero una despedida ambos juntos, ¿no es raro?

¡Qué va! Celebraremos vuestra pronta retirada de la soltería yendo a una casa rural todos juntos. Será una especie de mundo sin normas por un fin de semana.—Sting hizo una mueca, Rogue suspiró no queriendo imaginar lo que le estaban proponiendo. Sting era el más fiestero de ambos y si a él no le convencía la idea mucho menos Rogue iba a apoyarla.

—Lo hablaré con Rogue y te informaré—respondió Sting antes de colgar el teléfono, miró a Rogue y sonrió levemente—. Quieren celebrar la despedida todos juntos en el campo.

—No creo que sea buena idea, nos estarán vigilando los de inmigración. Ante cualquier problema, me detendrán. Tampoco es buen plan emborracharse, podríamos soltar algo sin querer—argumentó y Sting le dio la razón, sentándose a su lado.

—Aún así, hay que organizar toda la boda además de la Luna de miel. Al igual que si no hacemos todo eso bien sospecharán, quizá si se enteran de que hemos rechazado eso harán preguntas—contradijo Sting dirigiendo su mirada al libro cerrado en manos de Rogue para leer el título antes de devolverle la mirada—. Quizá podemos aceptar, pero seguir siendo precavidos.

—Aparte de todo el dinero que nos va a costar todo esto...¿no te molesta tener que fingir que somos tan...íntimos?—La pregunta de Rogue iba dirigida al beso que compartieron el día anterior, Sting lo entendió y sintió que comenzaban a sudar las palmas de sus manos por los nervios—. Pasar un fin de semana entero sería demasiado trabajo.

—Molesto...no lo describiría así. Incómodo quizá, pero ya te he dicho que no importa. No es como si tuviera a una chica a la que impresionar o hacer esperar.—Rogue hizo una mueca ante la respuesta, guiando su mirada al libro y abriéndolo para continuar la lectura sin estar conforme con la respuesta. Sting hizo el ademán de levantarse, dando por terminada la conversación, cuando Rogue volvió a levantar la mirada.

—¿Y si encontraras a  alguien? ¿Qué haríamos?

—No... No lo sé—respondió el rubio sin realmente haber esperado esa pregunta, se quedó en silencio unos segundos más mirando a su mejor amigo. El rostro de Rogue, siempre serio, demostraba preocupación ahora. Sting fue apenas consciente en ese momento del miedo que debía tener Rogue con aquel tema, no sólo lo expulsarían del país para siempre si los atrapaban, sino que además Sting acabaría en la cárcel y Rogue no podría hacer nada, ni siquiera contactarle. Sting comenzó entonces a sentir algo de temor por la situación, dándose cuenta de lo inconsciente que había sido hasta el momento creyendo que todo saldría bien—. Continuaría con esto, por supuesto. Jamás te dejaría tirado.—Sting se acercó a Rogue y agarró su mano como forma de apoyo. Quizá fue el recuerdo de la noche anterior lo que hizo que Rogue la apartara, o simplemente lo poco que le gustaba el contacto físico, pero Sting se sintió algo dolido ante aquello. Sin embargo, forzó una sonrisa—. De hecho, creo que sería buena idea ir esta tarde para comenzar a preparar la boda, ¿no crees?

—Podríamos casarnos en el juzgado, sería menos caro y más rápido—sugirió Rogue encogiéndose de hombros. Sintió el aire frío en su mano y deseó que Sting tratara de acogerla nuevamente, esta vez seguro de que no la apartaría. Se maldijo ante la incomodidad que le obligó a apartarla.

—Oh, bueno, si tu quieres podemos hacer eso—respondió Sting. Un silencio se instauró entre ambos, un silencio tenso e incómodo que los aplastó. De repente, no sabían cómo debían actuar ante el otro. Rogue sentía que se estaba aprovechando de su mejor amigo, Sting sentía que estaba atosigando a Rogue con sus ideas.

Vivan los "novios"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora