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El camino a la casa del campo trajo a Sting y Rogue varios recuerdos bonitos de su adolescencia. Los caminos seguían igual, y las cafeterías en las que paraban a hacer descansos sólo se diferenciaban en el personal. Observaron con cierta melancolía el bar en el qje se encontraban en ese momento, realmente lo recordaban algo más grande, pero seguramente se debía a la expectación de aquellos tiempos. Se sentaron en una de las mesas junto a todos sus amigos, tomando una bebida caliente para recuperar fuerzas para el viaje. Sting se acurrucó contra Rogue, escondiendo su cabeza en la bufanda roja de su compañero y chasqueando los dientes debido al frío.

—Eso te pasa por ponerte un top tan corto—murmuró Rogue en respuesta a las quejas de Sting. Sting tiritó, chocando sus dientes para demostrar le frío que estaba pasando.

—L-Llevo el abrigo y aun así hace frío—respondió Sting sintiendo como poco a poco la calefacción del lugar le devolvía el calor. Rogue rodó los ojos, desviando la mirada del cuerpo de Sting hacia la mesa, recibiendo de esa forma la mirada feliz de sus compañeros. Sintió la vergüenza invadirl, demasiado acostumbrado a la cercanía del rubio que ahora debía interpretarse de manera distinta.

—No pienso dejarte mi chaqueta, si es lo que intentas—susurró Rogue recibiendo una queja de Sting, quien se alejó a regañadientes.

—Eres egoísta.

—Te dije que no metieras el jersey a la maleta , y no me hiciste caso, ahora te jodes.—Sting gimió, enterrando sus manos en los bolsillos de sus pantalones y llevando su cara de nuevo a la bufanda de su mejor amigo. Sólo una vez tuvo su chocolate caliente frente a él, levantó la mirada para darle un buen sorbo a pesar de que le dañaría la lengua. Rogue soltó un suspiro cuando Sting soltó un quejido por el dolor, mientras daba vueltas con la cuchara al café humeante.

La conversación era amena entre todos, incluyendo a los pocos visitantes del local. Habían salido tan temprano de casa que ni siquiera había salido el sol cuando se levantaron, por lo que la mayoría estaban cansados y no tenían demasiadas ganas de una conversación más animada. Rogue vio a Levy bostezar con pereza mientras Gajeel le comentaba algo al oído, sonrió de lado siendo consciente de los sentimientos que el pelinegro tenía por aquella pequeña mujer. Envolvió con sus manos la taza que contenía el café, sintiendo el calor atravesar su piel lentamente de una forma bastante agradable. Lo levantó para darle un pequeño sorbo y no pudo evitar soltar un suspiro de placer. Minerva lo miró, sonriendo de lado con diversión, gesto que hizo a Rogue ponerse algo nervioso sin comprender a qué venía aquel gesto.

—¿Os puedo hacer una pregunta?—cuestionó Minerva, Rogue imaginó que también se refería a Sting a pesar de que él hablaba con Lucy y no prestaba atención. Rogue asintió en respuesta, no creyendo que fuera demasiado importante la presencia de Sting—. Desde que habéis confesado que estáis saliendo no os he visto besarnos ni un momento. ¿Puedo preguntar por qué?—Sabía que aunque la mirada de Minerva reflejar diversión ante la posibilidad de avergonzar a su amigo, lo que realmente sentía era curiosidad. Rogue agachó la mirada cuando sintió sus mejillas calentarse, ambos sabían que deberían haberse mostrado más afectuosos para evitar esas preguntas, pero desde aquel beso intercambiado en su hogar no habían hecho nada más. Había sido tan...incómodo que decidieron no hablar de ello y fingir que no había ocurrido, sin embargo, ahora el recuerdo había regresado y con él la vergüenza e incomodidad que había sentido en aquel momento.

—E-Eso es porque.—Rogue detuvo su frase, tosió levemente queriendo estabilizar su voz y evitar quedar más en evidencia. Se sintió observado por varias personas de la mesa, se encogió en su sitio sin saber que debía contestar realmente.

—A Rogue le desagrada el afecto público, aunque os aseguro que es bastante bueno en la cama.—Rogue se atragantó con su propia saliva ante la respuesta de Sting y unas cuantas risas se escucharon en la mesa. Rogue levantó la mirada a pesar de estar sonrojado y frunció el ceño a su supuesto novio.

Vivan los "novios"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora